Cipriano de la Huerga, 15

León, mayo de 1975. José Álvarez Guerra y Luis Diego Polo firman este edificio promovido por Emilio de Celis Rodríguez en un solar de la calle Cipriano de la Huerga c/v a Marqueses de San Isidro, cuyas obras ejecutaron con Miguel A. García Fernández, Mariano Fernández Pérez y Francisco Rodríguez Simarro como aparejadores. Durante los trabajos el proyecto sufrió algunas modificaciones. Habían concebido el inmueble con estructura de hormigón y un patio ajardinado de carácter semipúblico abierto a la calle, espacio intermedio de relación con el entorno, agotando la ordenanza, pero también tratando de mejorar las condiciones de habitabilidad de todas las viviendas. Excavaron un sótano para aparcamientos y depósitos de combustible. La planta baja con locales comerciales, la rampa del garaje pegada a una medianera, y en el patio dos portales: uno a la derecha con escalera y ascensor para acceder a cinco plantas a la calle y tres retranqueadas con 18 viviendas, y el otro a la izquierda con dos enlaces verticales, uno con escalera y ascensor y otro con escalera y dos ascensores para subir a seis niveles más otros tres retraídos con 44 viviendas de tres y cuatro dormitorios, todas exteriores, completando su iluminación y ventilación mediante cuatro amplios patios interiores. Elevaron sus fachadas de ladrillo visto aparejado a soga y alteraron su planitud abriendo vanos apaisados y de esquina, entre balcones de antepechos ciegos rematados a sardinel junto a miradores poligonales de ventanas corridas y carpintería metálica, testimonio de algunas tipologías usadas en Madrid por Luis Gutiérrez Soto o Julio Cano Lasso… Álvarez Guerra y Diego Polo, titulados en 1970, fueron educados en el funcionalismo racionalista. Fieles a su formación, idearon aquí una arquitectura de ladrillo de fácil lectura, evidente contención formal, desnudez y equilibrio, concebida con tersos planos que conforman geometrías abstractas potenciadas por la unidad de textura y material, tal vez buscando los mínimos costes de mantenimiento, pero también una imagen urbana de referencia en la siempre comprometida relación entre arquitectura y ciudad… ¡Puro Racionalismo setentero!