Diario de León

Entrevista a Marina Pollán, directora del Carlos III

«León está en el MCC-Spain porque queríamos incluir una zona ‘caliente’ en cáncer de estómago»

Marina Pollán en su despacho de directora del Instituto Nacional Carlos III en Madrid. DL

León

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Marina Pollán Santamaría (La Bañeza. León. 1960) se convirtió en científica por admiración a su padre, que tuvo que dejar su carrera de Ciencias Químicas para ayudar en el negocio familiar, y a su hermano, el inventor de la cocina de inducción. Perseveró en que su padre se sintiera tan orgullosa de ella como de su hermano, estudió Medicina en Salamanca y se especializó en Medicina Preventiva y Salud Pública. Tiene tras de sí una carrera fértil vinculada a la investigación en cáncer. En 2019 dio el salto a la dirección del Instituto Nacional de Epidemiología donde, con la pandemia, tuvo que jugar un papel decisivo. Ahora se ha convertido en la tercera mujer en asumir la dirección del Instituto de Salud Carlos III, el organismo público del Gobierno encargado de financiar y llevar a cabo la investigación biomédica nacional, a propuesta de los ministerios de Sanidad y de Ciencia, propuesto desde los ministerios de Sanidad y de Ciencia, Tecnología e Innovación. No podría estar más orgulloso su padre. 

—¿Cómo se toma este nombramiento?

—Es un reto que asumo con ilusión y responsabilidad. Gracias a la labor de los últimos directores, tanto Raquel Yotti como Cristóbal Belda, y gracias al impulso ministerial, el Instituto está en una gran posición para seguir persiguiendo nuestro gran reto: utilizar la ciencia para mejorar la salud de las personas. Voy a poner todo mi esfuerzo en esta tarea.

—¿Cuáles son sus objetivos y prioridades?

—Seguir potenciando nuestras grandes áreas: investigación propia, financiación de la ciencia, formación y asesoría, y prestación de servicios científico-técnicos. Recientemente hemos incorporado, además, el Laboratorio de Control de Dopaje, que nos permite prestar un nuevo servicio muy relevante. Aún es pronto para concretar, pero entre mis prioridades están seguir trabajando en el Plan Estratégico del Instituto, y en cuestiones que ya están siendo muy importantes para el ISCIII: la vigilancia de la salud pública, el impulso a la medicina de precisión con ayuda del PERTE para la Salud de Vanguardia y la Infraestructura IMPaCT, en la que es especialmente relevante la consolidación de la cohorte IMPaCT, finalizando su implantación y mantenimiento en todo el territorio español. El ISCIII tiene además entre sus objetivos el desarrollo de terapias avanzadas, la internacionalización con participación en proyectos como los nuevos partenariados europeos y la Misión Cáncer y seguir fomentando la colaboración público-privada. He dejado para el final un objetivo clave que es el refuerzo de nuestros centros de investigación: los profesionales del ISCIII trabajaron sin descanso durante la pandemia y ahora es el momento de que el reconocimiento que merecen se pueda concretar en un nuevo impulso para estos centros.

—En torno a las cifras de mortalidad de la covid-19, ¿qué ha supuesto la herramienta del programa MoMo para tener cifras claras?

—La herramienta MoMo supone una gran ayuda gracias a sus estimaciones. Debemos recordar que estima excesos de fallecimientos por todas las causas, sin tener en cuenta la causa de defunción, y sirve como sistema de alerta, contando además con un sistema más específico para casos de excesos de muertes relacionadas con las temperaturas. Durante la pandemia MoMo fue un apoyo para la toma de decisiones, y como herramienta de vigilancia sigue y seguirá siendo útil para detectar nuevos excesos de mortalidad. 

Nuevos retos

«El Laboratorio de Control de Dopaje nos permite prestar un nuevo servicio muy relevante»

—La OMS está decepcionada por la falta de acuerdo de los países para prevenir otras pandemias. ¿Qué se está haciendo en este terreno desde el Instituto de Salud Carlos III?

—No hablaría de decepción, sino de necesidad de seguir trabajando para unir fuerzas. Toda labor conjunta es bienvenida, y tenemos el reciente caso de la pandemia para demostrarlo. Al respecto, con intención de aprender, desde el Instituto publicamos el año pasado un informe muy interesante sobre nuestra labor en la pandemia. Hay que estar lo más preparado posible para posibles nuevas alertas o crisis de salud pública, y para seguir combatiendo las amenazas para la salud que ya tenemos, que no son pocas. Hay que sumar lo que hacemos desde el Instituto, los esfuerzos globales de nuestro país, el liderazgo de la UE y la colaboración internacional. De hecho, existen diferentes iniciativas en Europa para ayudar a prepararnos ante nuevas amenazas y en las que el ISCIII participa.

Implicación con la ULE

«Estoy muy orgullosa de que investigadores de la tierra participen en grandes proyectos»

—¿En qué investigaciones trabaja actualmente? ¿Es difícil mantener la investigación y la gestión?

—Mi labor como directora del ISCIII me llevará mucho tiempo, lógicamente. Soy científica y me encanta investigar sobre salud, ahora mi papel es más estratégico. Probablemente en mi posición podré ayudar a reforzar la excelente labor de nuestro país en el área de investigación biomédica. Ahora contamos con la reciente Ley de la Ciencia, que incluye diversas medidas para mejorar la carrera investigadora, atraer y retener talento, transferir más conocimiento e impulsar la profesionalización de la gestión científica y la investigación.

Mi ámbito de trabajo, es la epidemiología del cáncer y mi grupo de investigación seguirá con las líneas maestras que hemos conseguido consolidar a lo largo del tiempo. Nos interesa ayudar a prevenir el cáncer, mediante la identificación de factores de riesgo potencialmente modificables, así como desarrollar y validar modelos que permitan identificar a las personas con un mayor riesgo para centrar en ellas las estrategias de prevención.

—¿Cómo surgió su vocación científica?

—Mi vocación científica nació de mi admiración hacia mi padre, quien vivió como una frustración tener que dejar sus inicios de investigador en la universidad para atender el negocio familiar. Mi padre era hijo único y mi abuelo pensó que tener una carrera universitaria era bueno para él, así que mi padre estudió Ciencias Químicas en Valladolid e inició sus pasitos como investigador, pero por poco tiempo, ya que, como digo, mi abuelo le necesitaba en el negocio de ultramarinos familiar y en la fábrica artesanal de chocolate que teníamos en casa (el famoso chocolate “Robustiano Pollán” que ahora se llama “Severiano Alonso”, con el nombre de la persona que estuvo siempre al lado de mi padre en la tienda de ultramarinos). La segunda razón fue mi hermano Tomás, inventor de la cocina de inducción. Mi hermano fue profesor de electrónica de la Universidad de Zaragoza y también vicerrector durante un tiempo. Mi padre admiraba a su hijo mayor, y yo trabajé duro para que mi padre pudiese sentir el mismo orgullo por mi trabajo.

—Desde hace años colabora con el equipo de Medicina Preventiva de la ULE a través de los grupos de trabajo MCC-Spain y Genrisk. ¿Por qué ha apoyado la inclusión de investigadores leoneses en este grupo?

—Como leonesa, para mí es un orgullo que investigadores de nuestra tierra se unan a grandes proyectos colaborativos. Incluimos León en MCC-Spain porque queríamos contar con participantes de alguna de las áreas calientes de cáncer de estómago que fueron identificadas desde hace muchos años por el Dr. Gonzalo López-Abente, primer jefe de la Unidad de Cáncer en mi centro. Creo que este estudio ha supuesto una oportunidad estupenda para la ULE y además los investigadores de la misma han aportado no solo participantes, sino ideas y análisis que se traducen en publicaciones originales lideradas desde León.

Algunas prioridades

«Impulsar la medicina de precisión y las terapias avanzadas y proyectos como Misión Cáncer»

—León es una provincia envejecida y con pocas oportunidades laborales. ¿Se podrían descentralizar equipos de investigación para dar de músculo a estos territorios sumidos en el invierno demográfico?

—La investigación puede seguir diferentes velocidades, y por ello es fundamental la cohesión territorial. En el ISCIII contamos con el CIBER, que trabaja en red por toda la geografía española con cerca de 500 grupos de investigación y más de 6.000 investigadores e investigadoras. Los Institutos de Investigación Sanitaria, que desde el ISCIII acreditamos y que ya suman 35, son otro ejemplo de cómo potenciar la I+D+I en salud por toda la geografía española. León, como otras provincias de Castilla y León y de otras comunidades, puede crecer en investigación dentro del modelo general de cohesión territorial, siempre que desde la Comunidad Autónoma se reconozca ese valor añadido y se promueva e impulse.

—Al menos es la segunda mujer al frente del ISCIII. ¿Cómo valora a día de hoy la presencia de la mujer en la ciencia y en concreto en el caso de este centro?

—Soy la tercera en realidad. Tuvimos una primera directora que desgraciadamente estuvo poco tiempo, Flora de Pablo. La segunda mujer fue Raquel Yotti, que dirigió el ISCIII durante la pandemia y con quien he tenido la oportunidad de trabajar y aprender. Y ahora yo he asumido este reto. Seguimos buscando progresos para acercar una igualdad real y un reconocimiento pleno a la labor de las mujeres en ciencia. En el caso del ISCIII, somos un organismo con mucha presencia femenina. Además de las directoras mencionadas, tenemos dos subdirectoras, las mujeres dirigen la mayoría de nuestros centros (Microbiología CNM, Epidemiología CNE, Sanidad Ambiental CNSA, Enfermedades Raras IIER, Biblioteca BNCS, y del total de nuestro personal, un 70% son mujeres. Cada vez tenemos más directoras en los IIS, también hay presencia femenina directiva en los CIBER, el CNIO tiene una directora mujer hace años… La situación va cambiando y ajustándose, afortunadamente. Por poner un último ejemplo, en 2022 la presencia de mujeres en la mayor convocatoria de proyectos de investigación del ISCIII, las ayudas a Proyectos de Investigación en Salud (PI) incluidas en nuestra Acción Estratégica en Salud (AES), superó por primera vez a la de hombres.

—Hay sesgos de género en medicina por no estudiar bien las diferencias entre hombres y mujeres. ¿En epidemiología y medicina preventiva se aplica la perspectiva de género?

—Mantener una perspectiva de sexo y de género en la investigación científica es fundamental, y cobra especial relevancia en el ámbito de la salud. Las enfermedades, y las circunstancias socioeconómicas, no afectan igual a hombres y mujeres. Además, la ciencia, que debe ser inclusiva, debe ser consciente de estas diferencias y tenerlas en cuenta.

Potencial para León

«León puede crecer en investigación biomédica siempre que la Comunidad reconozca el valor añadido»
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