Diario de León

La carrera espacial mira a los pueblos

La partida comercial por mejorar las conexiones digitales y el ocio ‘online’ se juega en el espacio

Las Starlink de Elon Musk son visibles en el espacio.

Las Starlink de Elon Musk son visibles en el espacio.DL

Carmen Tapia
León

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El partido para el control de las comunicaciones se juega en el espacio. En el tablero tiene una posición dominante el mercado comercial y Elon Musk ha marcado el ritmo con los satélites Starlink, que escalan posiciones por delante de los tradicionales científicos, promovidos por los estados miembros a través de la Agencia Espacial Europea (ESA) y construidos por la industria, y los militares, auspiciados por los gobiernos y la misma industria que los construye. Los principales cambios ocurren en el mercado comercial.

El ingeniero ovetense con raíces leonesas y director de proyectos en la ESA, Arturo Fernández, califica de «perturbaciones» los cambios que está experimentando el mercado. «Por un lado, los hábitos de consumo de entretenimiento han ido moviéndose hacia los contenidos online y la demanda de TV via satélite ha disminuido. Por otro lado, la constelación Starlink de Space x ha empezado a ofrecer conexión a internet satelital, teniendo como objetivo a esos clientes que demandan contenidos online y que no tienen acceso a banda ancha terrestre. Para poder ofrecer ese servicio, Starlink tiene que operar en una órbita mucho más baja (entre 340 km y 1200 km) y por tanto, necesita una cantidad enrome de satélites para cubrir el planeta (varios miles). Para poder poner en órbita esos miles de satélites, la compañía utiliza sus propios lanzadores Falcon 9 en una cadencia de lanzamiento sin precedentes (uno cada pocos días)».

El portal comercial está abierto y la industria europea sigue la estela de los satélites de Musk para ofrecer servicios similares con una constelación «razonablemente equivalente», como la define el subdirector de la Escuela de Ingenierías Industrial, Informática y Aeroespacial y coordinador del Grado de Ingeniería de la Universidad de León, Diego Domínguez. Se trata de IRIS², un proyecto dirigido por la Comisión Europea de la UE con participación de la ESA que pondrá en el espacio 290 satélites entre 2029 y 2031. «La idea es tener una red capaz de ofrecer comunicaciones a nivel global».

El reto de la economía del futuro es encontrar los servicios que puedan ser atractivos para los consumidores y tener la capacidad industrial para fabricar un número elevado de satélites. Tanto la ESA como la NASA trabajan en el desarrollo de satélites para aplicaciones científicas «por lo que el corazón del trabajo se mantiene más o menos igual, pero siguen atentamente el desarrollo del mundo comercial», asegura Arturo Fernández.

COMUNICACIONES

Diego Domínguez opina que «con la llegada de Space X y el sistema de comunicaciones Starlink está más claro que el modelo de negocio es colocar muchos satélites de comunicaciones en el espacio, que ofrece en cualquier punto del planeta una conexión a internet y rivaliza, y es el gran elemento diferencial, con las conexiones terrestres de cable de fibra óptica». De hecho, Domínguez está segurode que algunos vecinos de los pueblos de montaña de León donde no llega la fibra óptica ya está conectados a las Starlink .

«El negocio está en vender comunicaciones, no cohetes», asegura este especialista, que justifica los últimos «fracasos» espaciales de Elon Musk, como la explosión en el aire del cohete Starship de SpaceX, con el que quiere ir a Marte. «Para que la exploración del espacio sea factible técnicamente hay que llevar a los sistemas muy al límite de la capacidad técnica. Cuando llevamos la tecnología de los materiales y aerodinámica al límite de sus prestaciones, el más mínimo error es susceptible de desencadenar una reacción en cadena, que explote, se desintegre o se pierda la misión». La compañía no solo pierde el satélite, sino cientos millones de euros.

El mundo de los lanzadores también ha experimentado cambios importantes en los últimos años. «En el caso de Space X, la capacidad de reutilizar la primera etapa del cohete, que aterriza automáticamente una vez terminada su misión, ha facilitado que pueda hacer lanzamientos cada pocos días», descata Arturo Fernández. «Además de Space X, otras dos empresas han desarrollado lanzadores con capacidad de ser reutilizados, pero, de momento, se dedican fundamentalmente al turismo espacial: Blue Origin y Virgin Galactic. Esta aplicación es muy distinta a los lanzadores convencionales y es hasta cierto punto cuestionable el uso de tantos recursos para un uso de ocio de lujo».

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