Diario de León

La seta del año en León se abre paso entre las cenizas

La Asociación Micológica Leonesa San Jorge elige la ‘Philiota carbonaria’, un hongo pirófilo que surge tras un incendio, para visibilizar la tragedia del verano

Varios ejemplares de Philiota carbonaria en un soto de tierra quemada.

Varios ejemplares de Philiota carbonaria en un soto de tierra quemada.ignacio flórez

Ana Gaitero
León

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La temporada de setas se presenta «muy mala». Lo augura la sequía del otoño y lo asegura el presidente de la Asociación Micológica San Jorge, José María Escapa. La asociación, que prepara su 51 Semana Micológica para el 3-9 de noviembre, no recuerda un año tan atípico.

«No se recuerda un año igual», apostilla. «Hay especies que necesitan calor y cuando quiera venir el agua, no van a tener la temperatura adecuada», añade Escapa. Este otoño, por tanto, será un milagro recolectar la Amanita cesárea, la estrella de la temporada. «Ya es raro que este año pueda salir», lamenta. «Es casi imposible que salga porque necesita humedad y bastante temperatura», precisa.

La Asociación Micológica Leonesa San Jorge acaba de elegir la Seta del Año. Se trata de la Pholiota carbonaria (Fr.) Singer o foliota de las carboneras, una especie pirófila que pondrá la imagen a la 51 Semana Micológica de León para «visibilizar la tragedia ambiental que sufrió la provincia con los incendios», señala Escapa. Con esta elección, la asociación también quiere dar a conocer la importancia que estas especies tienen en la recuperación de los ecosistemas tras los incendios, que han arrasado con 109.082 hectáreas en León.

La Pholiota carbonaria, una seta sin valor culinario aunque tampoco es tóxica, crece con frecuencia sobre restos de madera quemada, especialmente de pino, y con ella la asociación pretende visibilizar la tragedia ambiental que sufrió la provincia con los incendios.

Los hongos pirófilos surgen de las cenizas. Tras un incendio, el paisaje queda dominado por el negro del carbón y la ausencia de vegetación. Es en este escenario donde entran en juego los hongos pirófilos (del griego pyr, fuego, y philos, amante), especies especializadas en colonizar sustratos quemados. Su estrategia se basa en aprovechar un entorno con nula competencia y rico en nutrientes liberados por el fuego. 

Estas especies pioneras no solo «limpian» el suelo degradando los restos vegetales quemados, sino que inician la compleja red trófica y preparan el terreno para la llegada de otras formas de vida al transformar estos restos vegetales en nutrientes que pasan al suelo.

La sequía hace muy improbable que setas como la Amanita cesárea puedan ser recolectadas, aunque ayer cayeron unas gotas

La Pholiota carbonaria (Fr.) Singer suele crecer en grupos que pueden ser muy numerosos y se puede llegar a encontrar hasta bastantes años después de pasado el fuego. El sombrero va de hemisférico a plano en la madurez, de hasta 7 a 10 centímetros. Tiene la cutícula muy viscosa y mucilaginosa en tiempo húmedo y es lisa y brillante cuando está seca, presenta un color variable, que puede ser marrón rojizo o pardo rosado.

Este hongo aparece normalmente cubierto de restos de pinocha y manchado de ceniza. Presenta láminas numerosas, apretadas, con lamélulas, anchas, adherentes, de color amarillento pálido al principio, pardo herrumbre por la maduración de las esporas. El pie es cilíndrico, blanquecino, con escamas amarillentas excepto en el ápice a partir de una zona anular que puede no aparecer. La carne es blancuzca de olor débil y recuerda al rábano y sabor suave y dulzón.

La asociación hace un llamamiento para que se limpien los montes para facilitar que crezca la diversidad de especies micológicas de León

Desde hace casi treinta años la Asociación Micológica Leonesa «San Jorge» elige una especie de seta, que, por alguna característica determinada, consideran que debe ser denominada como ‘Seta del año’. Posteriormente, con la foto de la especie elegida realiza los carteles de la Semana Micológica de León, que este año celebra su edición número 51 del 3 al 9 de noviembre.

En cuanto a la foliota carbonera no se sabe si saldrá ya este otoño, «quizás es demasiado temprano», pero seguro que se podrá ver en los bosques quemados a partir de marzo o abril. La seta de las carboneras no es comestible, pero cumple una importante función en estos terrenos. «Hace su trabajo de forma natural, pero lo ideal es que se limpien los montes para facilitar que puedan volver a crecer otras especies», apunta Escapa.

La apuesta por las repoblaciones con especies autóctonas, aunque necesiten más tiempo para desarrollarse, debería ser incuestionable, señala el micólogo. Aunque es cierto que este verano se ha producido un fenómeno totalmente inesperado, al quemarse bosques de especies autóctonas como el abedular de Montrondo, único en el sur de Europa, o los hayedos.

Otra práctica positiva para la prevención de incendios, entre otras cosas, es la micorrización de los árboles. «La simbiosis entre un árbol y un hongo ofrece más humedad y más resistencia», señala Escapa. «En la Sierra de la Culebra desaparecieron los pinos y las micorrizas quedaron vivas debajo de los pinos», favoreciendo la vegetación como las jaras. Los hongos son clave para mejorar el bosque.

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