La resaca de las Navidades

Las fiestas de Navidad hacen que las cosas habituales cambien de orden. A veces tanto que desconciertan. Las sirenas se convierten en papás noeles y pierden las escamas de su cola por un maravilloso traje rojo, nada mejor para pasar estas navidades que han sido, sobre todo, muy frías. Los belenes, también tienen lo suyo, y sobre todo, si llevan un premio debajo del pesebre. El mejor belén La vecina de Carrizo de la Ribera Raquel Bayón Castellanos ha conseguido el primer premio del concurso de belenes y adornos navideños organizado por el Ayuntamiento de esta localidad del Órbigo. El premio que está dotado con una cantidad en metálico de 200 euros y un diploma acreditativo ha venido a recompensar un esfuerzo constante a lo largo de varios años que han llevado a esta vecina a poseer un enorme belén de varios metros cuadrados y más de 500 figuras cuyo montaje le lleva algo más de una semana. Este se podrá contemplar los fines de semana, hasta la festividad de San Blas en Febrero, previa cita con su propietaria. «Es tanto el esfuerzo para su realización y gusta tanto a quienes lo visitan que ya es una tradición en mi familia el alargar su exposición durante todo el mes de Enero», aseguró Raquel Bayón. Además, añadió que hay «numerosas figuras donadas por familiares y amistades, algunas de ellas tienen más de 60 años de antigüedad, realizadas en cerámica, otras están realizadas con madera y barro, además algunas aves se han realizado con plumas auténticas y hay numerosos elementos móviles». De sirenita a Papá Noel Durante la Navidad no sólo las ciudades se engalanan con luces y otros adornos, también se da este fenómeno, aunque en menor grado, en el medio rural. En Castrocalbón, sin ir más lejos, adornaron con un ramo de pino y laurel las casas por la fiesta de Reyes, pero lo curioso es el arreglo que se realiza en la fuente de la sirenita. La estructura que forma el conjunto sirve para colgar bolas, poner lazos, regalos... También se engalana el árbol que hay junto a ella y a alguien se le ocurrió un buen día que la sirena que remata la fuente sea por este tiempo un Papá Noel, luciendo gorro y casaca en rojo y blanco y el ancho cinturón. Lo que no le han podido poner a la estatua, por motivos evidentes, son los pantalones y las botas.