Diario de León

Japón ha anunciado que rompe el consenso y duplicará este año la caza de grandes cetáceos

Continúa el enfrentamiento dialéctico entre los países por la caza de ballenas

Sólo la caza en la Antártida genera dos mil toneladas de carne de ballena al año

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José Fernández - león
León

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La LVII Asamblea de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), celebrada en la localidad surcoreana de Ulsan, se ha clausurado poniendo una vez más de manifiesto las posturas enfrentadas entre los defensores y detractores de la moratoria de la captura de ballenas con fines comerciales aprobada en 1986. Como en reuniones anteriores, los países contrarios a la caza de cetáceos, liderados por Australia, Nueva Zelanda, la UE y EEUU consiguieron rechazar las resoluciones presentadas por la delegación nipona y sus aliados (Noruega, Islandia, China, Corea, Rusia) que pretenden continuar con sus capturas. Sin embargo, como las decisiones no son vinculantes, los representantes nipones han roto unilateralmente el consenso y han anunciado que duplicarán el número de cetáceos cazados. De esta forma, a partir del próximo mes de diciembre tienen previsto cazar en aguas de la Antártida 850 ejemplares de rorcual aliblanco (frente a los 440 actuales), y extender la caza a especies amenazadas como la ballena jorobada y el rorcual común. A esta cifra hay que añadir los 220 rorcuales aliblancos, 100 rorcuales boreales, 50 rorcuales tropicales y 10 cachalotes que capturan en aguas del Pacífico Norte, así como los 120 rorcuales aliblancos que podría obtener su flota ballenera costera, por lo que el total superará los 1.300 ejemplares. Se calcula que sólo durante el año pasado, las ballenas capturadas alcanzaron en el mercado japonés un valor superior a 40 millones de euros. Sólo la caza en la Antártida genera 2.000 toneladas de carne de ballena al año, cuya venta supera los 30 millones de euros. Programa «científico» La CBI fue creada en 1946 con la finalidad de garantizar la conservación de las poblaciones de ballenas, y en 1986 se aprobó una moratoria sobre la captura con fines comerciales. Gracias a una artimaña legal, Japón reinició en 1987 las capturas basándose en un supuesto programa «científico» en el que se afirma que las poblaciones de estos cetáceos se han recuperado hasta el punto de que consumen mucho pescado provocando la sobreexplotación de muchas especies y poniendo en peligro a la industria pesquera. A la flota nipona se unieron las de Noruega e Islandia, calculándose un total de capturas anuales que supera los 1.400 ejemplares cuya carne puede adquirirse fácilmente en cualquier mercado o restaurante. Además, en el caso de Noruega, el avistamiento de cetáceos atrae más de 80.000 turistas al año. Según indican los expertos, a pesar de la moratoria se han cazado más de 20.000 ballenas y siete especies continúan en peligro de extinción. La mayor de ellas, la ballena azul, cuya caza lleva prohibida desde hace más de 40 años, aún no se ha recuperado y en las dos últimas décadas solamente han podido ser avistados menos de un centenar de ejemplares. En la actualidad, Japón y sus aliados están cada vez más cerca de alcanzar las tres cuartas partes de los 66 votos en la CBI, lo que permitiría reanudar la caza comercial en toda regla. En este sentido, desde Greenpeace se viene denunciando que el país nipón utiliza fondos de su programa de Cooperación Internacional al Desarrollo para comprar los votos de terceros países.

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