Ignorancia

UNA DE las grandes conquistas de Occidente es que podemos cometer estupideces o ser abiertamente «ignorantes» sin que nos lapiden por ello. Lo digo porque algunos pueden tildar de «estúpido mal gusto» las caricaturas de Mahoma publicadas por el diario danés Jyllands-Posten, como ha hecho Mario Vargas Llosa, y a la vez defender con energía, como hizo este mismo escritor, nuestro derecho a no claudicar libertades de prensa o de expresión, fundamentales en un sistema democrático. Que algunos poderes político-mediáticos islámicos hayan querido aprovechar la publicación para orquestar una campaña contra una supuesta conspiración occidental contra el Islam es algo desproporcionado, pero explicable. Porque el caldo de cultivo es muy anterior y las viñetas no han sido más que la débil llama que se acercó al polvorín. Por eso, desde el mayor respeto a Mahora y a todas las religiones, Occidente debe defender los derechos humanos y la separación de poderes que sustentan su sistema de valores y de convivencia. Y no vale el argumento del silencio en que se han refugiado muchos feroces críticos de Bush, por entender que somos culpables de la guerra de Irak. Porque, como han subrayado algunas voces influyentes (no muchas, por cierto), se puede estar contra la guerra de Bush y, a la vez -y sin contradicción-, contra los fanáticos que queman embajadas. Así lo ha entendido el presidente danés, secundado tan sólo por Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia y, más tímidamente, Francia y el Reino Unido. El silencio de los demás países occidentales no dice nada bueno sobre la robustez política de la Unión Europea. Lamentablemente. Yo milito en el bando de quienes rechazan las caricaturas hirientes. Pero siempre defenderé con igual o más energía la máxima del enciclopedista Diderot de que la ignorancia está más cerca de la verdad que el prejuicio. Seguro que el jefe de cultura que encargó las viñetas en el diario danés ignoraba la que se iba a armar. Y yo creo que su ignorancia es mucho más legítima y disculpable que la de todos los manipuladores y fanáticos que se han lanzado a una bárbara caza de brujas. Sin duda.