España incrementa a 400 el número de ejemplares de águila imperial ibérica

Los planes de recuperación del águila imperial ibérica empiezan a dar sus frutos y, en la actualidad, se calcula que existen unas 200 parejas reproductoras, el doble de las que había hace un cuarto de siglo, repartidas entre las Comunidades de Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura y Madrid. En Castilla y León su distribución se limita a las Sierras de Gredos (Ávila) y Guadarrama (Segovia), donde se han censado 18 parejas. Con el objetivo de alcanzar las 500 parejas, la Fundación Biodiversidad y la Sociedad Española de Ornitología, SEO/BirdLife, han firmado un convenio de colaboración para contribuir a la conservación del águila imperial ibérica. El acuerdo, cuyo presupuesto es de 357.489 euros, de los que 100.000 serán aportados por la Fundación Biodiversidad, forma parte del Programa de Conservación del Águila Imperial «Alzando el vuelo», que la organización conservacionista llevará a cabo durante los próximos tres años y contempla acciones de sensibilización, educación ambiental, talleres con trabajadores del campo y ayuntamientos, así como actuaciones directas en conservación de fincas mediante acuerdos con sus propietarios. Según se afirma desde la Fundación Biodiversidad, está previsto llegar a acuerdos con una treintena de propietarios de fincas distribuidas en Campo de Montiel (Ciudad Real) y Sierra Morena, unas zonas de enorme importancia para su alimentación, en las que se está incrementando de forma notable el número de parejas reproductoras. Se trata de una de las piezas claves para el desarrollo del proyecto, que busca compatibilizar la actividad que se lleva a acabo en esas fincas con la conservación del águila imperial ibérica y garantizar el asentamiento de los ejemplares. Para ello, se mejorará la calidad de los hábitats, se mantendrán las poblaciones de conejo, su principal fuente de alimento, y se llevarán a cabo actuaciones de sensibilización entre la población favoreciendo actividades socioeconómicas rentables y compatibles con el mantenimiento de la biodiversidad. Además, se pondrán en marcha talleres sobre la conservación de la especie y la gestión de sus hábitats, se colaborará con las distintas administraciones para llevar a cabo planes de conservación, así como con el Programa Antídoto, destinado a la lucha contra el uso en el campo de cebos envenenados. Igualmente, se hará un inventario de los tendidos eléctricos que pueden ser peligrosos para las aves (colisión, electrocución) y se instará a las empresas eléctricas para su adecuación. Reducción de la mortalidad El Águila imperial ibérica, una de las rapaces más raras del mundo, es un endemismo peninsular y, desgraciadamente, la más amenazada de nuestras águilas. La persecución por parte del hombre y la destrucción de sus hábitats provocaron la desaparición de gran parte de su población hasta colocar a la especie, en la década de 1960, al borde de la extinción. Además del aumento en el uso de cebos envenenados (69 cadáveres recuperados en la última década), la escasez de conejos y las colisiones con los tendidos eléctricos, el mayor peligro al que se enfrenta es su compacta estructura genética, debido a la endogamia por la dispersión de su población. Según los resultados de un proyecto de recuperación iniciado el año 2002 por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se ha logrado reducir del 60 al 37% la mortalidad de la especie durante el primer año de vida (el más crítico de su existencia). La iniciativa del CSIC tiene como objetivo evitar la alta mortandad de los pollos, establecer conexiones entre las distintas poblaciones y crear nuevas colonias. Se trata de una técnica de reintroducción conocida como «crianza campestre» que facilita que estas rapaces reconozcan como suya la zona donde aprenden a volar y a la que vuelven para aparearse y criar.