Lenguaje de herriko taberna

PERMACH, un ciudadano que no está precisamente libre de toda sospecha, le ha dicho en lenguaje tabernario al presidente del Gobier, Rodríguez Zapatero, que es una irresponsabilidad política su observación, que ni siquiera parecía amenaza, sino ambigua reprimenda, de que tendrá consecuencias el robo por supuestos etarras de tres centenares y medio de armas cortas. Uno de los picos de oro de Batasuna valora como tanto o más graves que esa acción, que no puede interpretarse sino como los prolegómenos de una guerra, los procesamientos a abertzales, el deshacer la madeja de ese entramado de negocios de vino y extorsión, quién sabe si escondite de bandidos algún día, que llaman herriko tabernas. Llegamos a una situación en la que la calculada ambigüedad del presidente Rodrígue Zapatero ya no es bastante. No sé si somos pocos o muchos los que en esto, como en tantas cosas, no nos alineamos ni con el PSOE ni con el Partido Poular, y en consecuencia no tenemos que esperar las proclamas de José Blanco o Eduardo Zaplana, o las consignas de los contertulios y analistas de una y otra corriente, sino que tenemos opinión propia. A algunos nos parece que ha llegado la hora de que no siempre ponga la cara y la iniciativa el sector demócrata de este enredo, sino que se vea del otro lado una mínima expresión de voluntad de conseguir el fin de la no violencia. Vale pasar porque los asesinos no tuvieran que pedir perdón, por mirar para otro lado cuando la extorsión y la kale borroka castigan a ciudadanos abandonados a su suerte, pero rebasa todos los límites que el prepararse para matar, afanando los instrumentos que lo hacen posible, pueda ser comparado con el proceso judicial de un Estado de Derecho contra desalmados que han demostrado un millar de veces su calaña. A los demás nos vendría muy bien un tiempo para otro rearme, como el que procura ETA, que hiciera posible dos cosas esencialmente: intentar el consenso ahora inviable, y apretarle las tuercas a ETA para que en el próximo diálogo les resulte perentorio decir sí a la disolución.