Diario de León

El sueño de Lamine Diedhiou

Un senegalés afincado en León busca apoyo para la aldea Tierra abierta, un singular campamento turístico con centro de arte y una oficina orientada a la defensa de los derechos humanos

Jesús

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Marco Romero - león
León

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El senegalés Lamine Diedhiou promueve desde León una aldea muy especial en la comunidad de Kafuntine, a seis kilómetros de la costa norte senegalesa. El nombre con el que la ha bautizado lo explica todo: Essaut Bucin Bawambuloe , que en español se traduce como «tierra abierta» u «hogar abierto». Un DVD grabado por él mismo este verano muestra los primeros pasos de un proyecto entre empresarial, humanitario y cultural que supera cualquier oferta turística encontrada en occidente. Unas estacas de ébano delimitan un campamento abrazado por la selva. Ya hay construidas tres chozas de diez habitaciones y una segunda de cinco. Hay otros dos edificios en obras y queda por iniciar la casa del arte, que es uno de los retos de Tierra abierta . Lamine explica que será un espacio reservado para los artistas senegaleses apartados del circuito comercial. Está previsto crear talleres de estampación de telas, de talla de madera, de pintura y de música autóctona. «Es la idea de un pueblo artesano», resume su esposa, leonesa de origen. El propósito es utilizar este centro cultural para emprender intercambios con occidente. «Es un lugar perfecto, por ejemplo, para que los jóvenes de aquí conozcan las costumbres de allí y viceversa, es un medio de contacto más con los pueblos del mundo». Cuando el campamento esté en marcha se ha pensado en crear un campeonato internacional de cooperación a través de la lucha leonesa. La estancia allí puede ser alucinante. Todas las comodidades de un hotel en una zona segura y en pleno contacto con la etnia diola -excepcional dentro de Senegal por el histórico aislamiento del río Gambia-, donde lo más común es comer sopa de palma y gastronomía arrastrada desde la ocupación francesa. Pero el emplazamiento va más allá. La esposa de Lamine, docente de profesión, trabaja en la creación de un servicio de atención y orientación psicopedagógico que sirviera, asimismo, para denunciar la vulneración de derechos humanos, especialmente contra mujeres y niños. Lamine ya ha pedido ayuda para este proyecto a alguna organización no gubernamental, sin respuesta. Ahora busca la financiación necesaria para completar Tierra abierta, bien a través de un socio o de cualquier institución abierta a cooperar con el proyecto. Calcula que 80.000 euros serían suficientes para terminar el campamento, adquirir un vehículo para recoger y mover a los usuarios por toda la región y crear varias fuentes, que ayudarían además al abastecimiento de agua de la población autóctona. Todo para soñar entre ébanos.

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