El Papa predica a favor de?la castidad en el país más sensual de América

El sexo, un tabú en la Iglesia católica y una «religión» aparte en Brasil, un país que desborda sensualidad y erotismo, ha sido una constante preocupación del Papa Benedicto XVI durante sus primeros tres días en el país. Las condenas más o menos explícitas al aborto, al uso y promoción de los preservativos y a las relaciones prematrimoniales, han estado presentes en todos los discursos del Papa en Sao Paulo, donde también ha defendido con ardor la virginidad. «Es preciso decir no a los medios de comunicación que ridiculizan la santidad del matrimonio y la virginidad antes del casamiento», sentenció Joseph Ratzinger ayer en la misa de canonización de Frei Galvao, el primer brasileño elevado a los altares. El jueves, en un «Encuentro con los jóvenes» celebrado en el estadio de fútbol Pacaembú, el Obispo de Roma pidió a un público en su mayoría adolescente que no «despilfarre» la juventud y viva en castidad. «La vida conyugal es solamente fuente de paz en la medida en que sepáis hacer de la castidad un baluarte de vuestras esperanzas futuras», dijo el Papa alemán, considerado uno de los más ortodoxos que ha tenido la Iglesia en más de medio siglo. A tenor de recientes discursos oficiales, de encuestas sobre la sexualidad entre los jóvenes brasileños y de la posición expresada por muchos chicos que fueron al estadio Pacaembú, la prédica papal puede haber caído en saco roto. Muchos jóvenes que asistieron a la cita con el Papa, a quien le declararon a gritos su «amor», también manifestaron sus diferencias respecto a la severa doctrina profesada por Ratzinger contra el «libertinaje sexual». Consultados por distintos medios de comunicación sobre el sexo antes del matrimonio, la mayoría de los chicos se declararon a favor de su práctica, aunque con «responsabilidad». En muchos de esos casos, la «responsabilidad» está dada por el uso de preservativos, que el gobierno brasileño distribuye cada año por millones, de forma gratuita y hasta en las escuelas, en el marco de sus programas de prevención del sida. Aunque no era muy numeroso, un grupo de jóvenes católicos mostró su rebeldía y en las entradas al estadio se dedicó a distribuir preservativos, en una clara expresión de rechazo al Vaticano y apoyo a las políticas oficiales. Brasil es, tanto a los ojos del mundo como visto desde dentro, un país en el que la sexualidad está presente las 24 horas del día, sea en sus playas, plagadas de biquinis minúsculos, o en su prolongado y pagano Carnaval, en el que el gozo de la fiesta lo encarnan mujeres exhuberantes con sus cuerpos casi desnudos. La sexualidad se refleja también en los puestos de periódicos, donde estos días comparten espacios los diarios con titulares a cinco columnas sobre la visita papal y las tentaciones que ofrecen decenas de revistas de desnudos masculinos o femeninos. El Papa sí ha encontrado eco entre los jóvenes y los católicos con su firme oposición al aborto y en defensa de la vida «desde su comienzo, hasta su ocaso natural». «El mundo necesita almas claras que rechacen ser criaturas objetos de placer» BENEDICTO XVI