Argumentos interesados

Me parece muy lógico que el socialista Fernando Puras aspire a presidir Navarra, sustituyendo al candidato popular Miguel Sanz, que perdió la mayoría absoluta en las pasadas elecciones. No me parece tan lógica su confianza en que los socios de Nafarroa Bai «lleguen a entender que Navarra es una comunidad con personalidad propia que no debe formar parte de ningún otro proyecto». Porque si se trata de que entiendan esto, más fácil lo tiene con la UPN de Sanz, que ya está convencida. Puras lo ha dicho con claridad: «Trabajaré democráticamente para que los nacionalistas se convenzan de que su programa máximo no tiene futuro». Y la pregunta es evidente: ¿No será más fácil convencerlos si los deja fuera del poder? ¿O es que quiere convertirlos? Impresiona la cantidad de argumentos interesados que utilizan los políticos para justificar ante nuestros ojos sus ambiciones personales. Creo que la casi totalidad de los pactos que se han suscrito en España responden a intereses partidistas, y no encuentro en ello nada que me impulse a rasgarme las vestiduras. Sólo está de sobra esa retórica estupefaciente que, una y otra vez, desemboca en que hacen «lo que el pueblo quiere». Porque el dichoso pueblo de sus apelaciones se ha limitado a votar, y no ha tenido ninguna opción de expresar sus preferencias de pacto. Por ello, Fernando Puras -como cualquier otro candidato- puede llegar a un acuerdo de gobierno con quien le plazca, pero sin necesidad de que nos venda la burra de «la voluntad popular». Lo que decida será tan solo su voluntad, y como tal deberá ser entendida y enjuiciada electoralmente. Porque lo malo de los argumentos esgrimidos es, en general, su falta de respeto a la inteligencia ciudadana. Los mismos políticos que antes de las elecciones se muestran temerosos de la decisión de los votantes, al día siguiente de conocerse los resultados nos explican con todo lujo de detalles lo que quisimos decir con nuestros votos y el Gobierno que deseamos. ¿Tanto aprenden el día de las elecciones? Me remito a las apariencias: pasado el susto del día San Voto Bendito, cualquier elucubración sirve para revestir o camuflar sus ambiciones. Por favor, pacten y no nos cuenten más milongas 1397124194