Diario de León

CRÉMER CONTRA CRÉMER

Gracias a todos

Publicado por
VICTORIANO CRÉMER
León

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Y NO ES POR cumplir adecuadamente con el refrán, muy leonés, de que «El que no es agradecido, no es bien nacido», que yo bien nacido fui, sino porque pienso que todos, absolutamente todos los leoneses que me conocen y los que me ignoran o los que me eliminan de sus páginas me tienen el aprecio, la voluntad y la amistad que yo deseo para todos. Amigos y no tan amigos, que enemigos no tengo, porque sencillamente porque los enemigos los hace cada uno. Pero unas veces los compañeros, otras los vecinos y siempre los hombres y las mujeres de buena voluntad me han demostrado su cariño. Y yo esas expresiones las comparto, las agradezco y - vamos a dejarnos de falsas humildades - las deseo porque las necesito. Pienso que un ser humano sin el aprecio de sus vecinos es un ser tan absolutamente solo que mueve a compasión. Afortunadamente, pese a mi carácter, un tanto contradictorio y belicoso, en mi caso no cabe ni más animación, ni más cariño. Lo único que me desazona es que ya, según los cálculos de los vitalistas, no me queda tiempo para nada. Ni siquiera para ese libro al cual vengo aspirando, desde que los acontecimientos se convirtieron en tristes episodios nacionales, creyendo, pensando, suponiendo que lo que yo todavía tendría que decir es o sería lo suficientemente interesante, importante y necesario como para no eludir el compromiso. Sería algo así el título: De lo que recuerda un veterano de todas las desdichas. Porque efectivamente mi cómputo de vida comienza novelescamente para soportar a quienes nacieron en la generación en llamas, a la cual yo pertenezco. Porque hay trozos, espacios, páginas y libros escritos que se han hecho «de oreja», o sea de oídas y que les falta en su texto el calor, la tensión de lo sufrido o lo gozado directamente, mediante el pago de sangre, sudor y lágrimas. Deseo que todos me entiendan. Ese libro tuvo un anticipo, Libro de San Marcos porque fue en tan peculiar escenario en el cual se desarrollaron los episodios más increíbles. Y no se ha hecho. Y yo parece ser que no tendré ocasión de hacerlo, con lo cual, pienso sin una pizca siquiera de soberbia, que el que pierde es el lugar, la tierra y los hombres con los que conviví, con los que choqué, con los que pude morir¿ Por lo tanto, temiendo, con razón, que ya no me resten días para contarlo, quiero, aprovechando la circunstancia de tantas muestras de afecto, dar las gracias a todos, las más profundas, sinceras y apasionantes gracias. Porque en definitiva, el refranero tiene razón: «Quien no es agradecido es mal nacido». Gracias, pues, a todos, a todos, a todos. Me queda el cantar: Cantero de la cantera de Rentería a ver si das con la veta de la alegría.

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