Cientos de fans del actor neoyorquino se agolpaban a las puertas del Palacio de la Música de Madrid para poder conseguir un autógrafo del artista.
El padre de la historia, Arturo Pérez-Reverte, saluda al protagonista a la entrada del acto.
La llegada del presidente del Gobierno y de su esposa provocó los aplausos del director del filme Agustín Díaz Yanes.
El actor principal se mostraba muy emocionado con tantas muestras de cariño demostradas hacia él y por la buena acogida que la película está teniendo entre el público.
Foto de famila del equipo de la película con el matrimonio Zapatero-Espinosa.
La película ha contado con algunos de los mejores artistas del momento, como es el caso de Blanca Portillo, Juan Echanove, Javier Cámara, Ariadna Gil, Eduardo Noriega, Unax Ugalde o Elena Anaya.
Viggo Mortensen volvió a demostrar en Madrid que lo de León no es una impostura, que le importa, y lo hizo colocándose un pequeño pin en la corbata, bien arriba, para que se viera cuáles eran sus intenciones.
Eduardo Noriega, Elena Anaya y Blanca Portillo, posan para la prensa.
David Bustamante y su mujer, Paula Echevarría, no quisieron perderse la polícula.
El director de cine Fernando Trueba y la actriz Pilar Bardem también estaban entre los invitados.
Un grupo de personas con una bandera de León, dió la bienvenida a Viggo Mortensen, quien se ha manifestado en numerosas ocaciones un admirador de la provincia leonesa.
Cientos de personas hicieron cola la las puertas de la taquilla del Emperador, donde Diario de León entregaba a sus lectores invitaciones para asistir al estreno de la película en León.
La impresionante cola, que provocó atascos y problemas de tráfico en el centro de León, daba dos vueltas al teatro, continuabana través de Burgo Nuevo y llegaba hasta la plaza de Las Cortes.
Las entradas se agotaron en apenas una hora, lo que provocó un notable enfado entre algunas personas.
Los fans de Viggo Mortensen se han acercado a la ciudad desde lugares como Japón, Alemania y Gran Bretaña. Asimismo, seguidores de toda España llegaron a León sin saber siquiera si podrían adquirir una invitación.
Nunca antes León había asistido a tal grado de pasión por una película.