Diario de León

| Entrevista | Pura Valenciano Gómez |

«Ser padre o madre son funciones que van más allá del sexo de cada persona»

El aumento de exigencia de la sociedad ha provocado un incremento de los trastornos psiquiátricos en los niños, que están sometidos a una presión que no tenían hace años

Pura Valenciano interviene el sábado en el seminario de psicoanálisis en el Hospital Santa Isabel

Pura Valenciano interviene el sábado en el seminario de psicoanálisis en el Hospital Santa Isabel

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Carmen Tapia - león
León

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«Síntoma y fantasma». Este es uno de los contenidos del seminario de psicoanálisis que se desarrollará el sábado 28 de febrero en el Hospital Psiquiátrico Santa Isabel y se prolongará una vez al mes durante un año en León. La psicóloga psicoanalista Pura Valenciano Gómez expondrá las teorías sobre estos conceptos que tienen una práctica en la clínica psicoanalista. -Desde la práctica clínica, ¿qué es el síntoma y qué el fantasma?. -El síntoma es todo aquello que es percibido por una persona como fuente de malestar o sufrimiento. Como contrapartida tenemos el concepto de fantasma que es justamente lo contrario, es decir, todo aquello que consuela a la persona de sus sufrimientos, de sus frustraciones. Es esa maquinación en la que vivimos permanentemente. También tiene un aspecto inconsciente y que determina nuestra forma de ser. -¿Mantener este fantasma beneficia o perjudica a la salud mental? -El fantasma es nuestra forma de ser en la vida, de reaccionar ante las cosas. En principio no podemos decir ni que beneficie ni que perjudique. A veces este fantasma inconsciente está implicado en el síntoma. Lo que se espera del síntoma es su curación o desaparición. Sin embargo, no podemos esperar que nuestro fantasma desaparezca. -¿Qué papel desempeña entonces el fantasma en una cura psicoanalítica? -A veces hay que cambiar aspectos de nuestro fantasma que nos perjudican, pero sin fantasma no podemos vivir. -¿Tendríamos que aprender a encauzarlo? -Mejor, cambiar la posición que la persona tiene con respecto a sus creencias, sus ideales, su forma de ser -Hay distintas teorías sobre los métodos para tratar los problemas psicológicos. Hay especialistas que defienden el uso de los fármacos, otros abogan por identificar los síntomas y enseñar al paciente a convivir con ellos y otros apuestan por el psicoanálisis ¿cuándo están indicados cada uno de ellos?. -Es una pregunta muy compleja. En principio, el tratamiento psicoanalítico está indicado en aquellos casos en los que la persona no puede soportar la forma que tiene de llevar su vida. Como bien decías, hay ciertos síntomas que en casos muy particulares y muy graves no conviene tocar porque son el sostén de la vida de esa persona. En la mayoría de los casos, como son las fobias (que es una defensa contra un mal mayor que es la angustia -lo más insoportable para la persona-) no se puede suprimir hasta que no le hemos dado los instrumentos o la posibilidad para que organice su vida de otra manera. Hay síntomas que no conviene quitar rápidamente hasta que el sujeto no tenga con qué responder. -¿Cuándo estaría indicado entonces el consumo de fármacos para no enmascarar el trastorno psicológico? -Cualquier síntoma tiene una relación con la vida psíquica de las personas. El síntoma está determinado por el inconsciente. Hay estados en los que la persona tiene una agitación nerviosa que le impide llevar su vida de manera regular, entonces están aconsejados los fármacos. Pero no es la solución, no tienen más que efectos sobre el organismo para mitigar un estado de agitación. El fármaco no nos lleva a la causa y el problema no se resuelve. -¿No cree que hay un exceso de querer poner nombre a unos síntomas para luego tratarlos con un medicamento? -Es cierto. Estamos en la época de la super especialización. Hay un intento de fragmentación y la búsqueda de la etiqueta y el fármaco que responda a esos síntomas. -En la práctica clínica ¿qué tipo de personas son las más propensas a sufrir trastornos? -No diría más propensas. En los últimos años ha habido un aumento de consultas con respecto a los niños porque hay un nivel de exigencia e ideales que antes no existían y las problemáticas que nos encontramos en las consultas son muy variadas. -¿Los niños adoptados por madres lesbianas o padres gais pueden sufrir trastornos psicológicos? -No hay una relación de los trastornos psicológicos del niño con el tipo de familia en la que viven. Da igual si es una familia monoparental, convencional o con padres separados. A priori, hay que pensar que padre y madre son funciones que pueden desarrollar las personas más allá de su sexo biológico. Una mujer puede desempeñar la función paterna y un hombre la materna. Desde el psicoanálisis no podemos dar una respuesta rotunda a los efectos que tendrán sobre los niños el hecho de estar adoptados por este tipo de parejas. Estamos a la expectativa. -Hay culturas en las que el matriarcado es la principal forma de organización social, ¿cree que el concepto de familia hombre y mujer es sólo cultural? -Es cultural pero tremendamente arraigado. Hay una esencia de la subjetividad humana que no cambia y otra sí varía. Hay una función que es eminentemente cultural pero no cambia y es la ley paterna que es fundamental para el desarrollo de la personas. Eso no quiere decir que la tenga que ejercer un hombre, la puede ejercer una mujer. Es un concepto simbólico con el que vivimos y que no tienen los animales, pero que es necesario, y el psicoanálisis conoce como complejo de Edipo. -¿Por qué algunos insultos, que no dejan de ser palabras, nos afectan hasta provocarnos? -De eso podríamos estar hablando toda la tarde. Las personas no somos más que palabras de las personas que nos han precedido. Cuando una palabra alcanza nuestro ser es un insulto, hiere. Cuando se usa un insulto y a tí no te da ni frío ni calor es porque no tiene que ver contigo. -Y los malos pensamientos no dejan de ser pensamientos que no hacen daño a nadie. -Con nuestro pensamiento no hacemos daño, pero se transmiten con nuestros actos. Cuando no actuamos conforme a nuestros deseos nos sentimos culpables.

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