Diario de León

Los curas que sacaron a España del ostracismo

La comitiva que las Diócesis de Astorga y León enviaron al Congreso Eucarístico Internacional congregó en Barcelona a más de medio millar de personas. Fue el debut mundial del régimen de Franco tras la guerra. Ahora, unas fotos inéditas nos muestran a los protagonistas

León

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Tan sólo quedan dos sacerdotes con vida de la treintena que en mayo de 1952 partieron desde Astorga al Congreso Eucarístico Internacional que acogió la ciudad de Barcelona. Celebrado entre el 27 de mayo y el uno de junio, fue el debut internacional del régimen y congregó en la Ciudad Condal a religiosos de todo el mundo bajo el auspicio del Vaticano y la bendición de Pío XII. Las crónicas periodísticas publicaron que alrededor de tres millones de personas estuvieron presentes en el acto de clausura ante La Sagrada Familia, una cifra que, aunque redujéramos a la mitad, da una idea de la importancia que para el franquismo tuvo la cita. Fue, de hecho, el acto que puso de nuevo a España en el escenario internacional después de una postguerra marcada por la miseria, el aislamiento y la represión política. Asistieron 49 cardenales, 225 arzobispos, obispos y abades, además de 20.000 sacerdotes y religiosos. Se acreditaron representantes de 80 países y más de 300.000 congresistas. Periodistas de todo el mundo cubrieron el evento y el cardenal Federico Tedeschini, antiguo nuncio en España y simpatizante del régimen de Franco, fue la imagen del papa. También acudieron seminaristas leoneses -alrededor de la veintena- encabezados por el obispo Almarcha y una treintena desde Astoga. Las dos Diócesis estuvieron entre las que más delegados enviaron al Congreso. Según publicaba Diario de León el 25 de mayo, los leoneses agotaron todos los carnets de congresista espiritual para asistir al la celebración en Barcelona y las capitales cisastur y maragata celebraron numerosos actos religiosos durante las jornadas del Congreso. Vigilias, eucaristías y marchas infantiles fueron parte de las actividades con las que las autoridades civiles y eclesiásticas ‘velaron’ por el éxito del Congreso. Hasta Barcelona se trasladaron numerosos religiosos, jóvenes de la OJE, flechas falangistas y, lo más importante, medio centenar de seminaristas diáconos que fueron ordenados presbíteros en el acto central del Congreso, en Montjuic. Entre ellos, un jovencísimo José María Fernández Catón, que con el pasar de los años se convertiría en uno de los custodios de las fuentes históricas de León.

Curillas

Imágenes de los seminaristas que fueron ordenados sacerdotes en el Congreso Eucarístico durante las excursiones que realizaron, entre otros lugares, a la abadía de Montserrat. CEDIDA POR: COLECCIÓN RBM. FOTO BUENO

 

Todos los actos que tuvieron lugar en Barcelona se retransmitieron a través de Radio Nacional de España., Radio Vaticana, la BBC, la Radio Europa Libre de Munich y la PTT francesa, entre otras. La puesta en escena fue arrolladora. El congreso fue, además, el principio de la fundacion de la nueva Barcelona, cuya fisionomía cambió en los siguientes años. El comienzo fue la destrucción de las barracas que poblaban el barrio de Montjuic, epicentro de todas las jornadas de la celebración. Pero, además, se crearon nuevos barrios, cuyo exponente más conocido es el del Congrés. Para ello, el obispo Modrego había fundado el Patronato de Viviendas del Congreso Eucarístico, que adquirió 16 hectáreas de la masía de Can Ros, propiedad de la familia Ros i Ramis. El proyecto de urbanización corrió a cargo de los arquitectos Josep Soteras, Antoni Pineda y Carles Marqués y la resaca se prolongó hasta 1968, año en el que se hizo entrega de la última isla de casas. El empeño de Modrego impulsó un ambicioso plan de vivienda social, distribuida en varios polígonos en Barcelona y su área metropolitana, como herencia del evento. En total, algo más de 6.000 pisos, que debían contribuir a la lucha contra el déficit de vivienda para la clase obrera a consecuencia de la oleada de inmigración venida desde otros puntos de España.

La documentación sobre los leoneses que asistieron al Congreso es inexistente. Ni el Archivo Diocesano ni el Provincial conservan imágenes o documentos del hito religioso que abrió el régimen de Franco al mundo. Y es que, si bien de manera tímida, los actos de Barcelona fueron el principio del fin del ‘apartheid’ de España entre las democracias occidentales. Un vistazo a los periódicos de aquellos días es suficiente para entender la razón. Las noticias sobre Barcelona se mezclan con las de el ‘levantamiento’ del Telón de Acero de la URSS en el este de Europa. Y el franquismo, ayudado por el Vaticano, lo aprovechó para salir de la soledad en la que el final de la II Guerra Mundial le había arrinconado. El papel de Roma fue fundamental, no en vano los hilos de la política europea siempre han tenido un experto muñidor en el San Pedro. Pío XII decide convertir a España en la capital mundial del catolicismo. Es el primer Congreso desde la derrota del nazismo pero, sobre todo, es el primero que se celebra durante la configuración del nuevo orden mundial. El régimen ha acabado casi totalmente con la oposición interior. Los escasísimos núcleos que quedan están a punto de desaparecer. Los juicios sumarísimos habían acabado con las guerrillas comunistas y el anarquismo sólo seguía con vida en Barcelona. En 1952 Stalin había cerrado los límites del Telón de Acero, tanto en Europa como en Asia y África. España se convirtió entonces en uno de los diques del capitalismo contra la voracidad soviética. Y es en ese preciso momento cuando se decide que sea Franco el encargado de acoger la celebración eucarística.

Medio centenar de seminaristas de león y astorga fueron ordenados sacerdotes en el congreso eucarístico

Por todo ello, las imágenes que ahora publica DIARIO DE LEÓN son una valiosa fuente histórica sobre ese momento crucial, una escenificación que no sólo marcó la mutación con la que occidente comenzó a pensar en el régimen franquista sino las nuevas bases sobre los que descansaría el mundo a partir de entonces.

Unos días antes, Franco había presidido la apertura de las Cortes bajo palio. Las dos puestas en escena fueron una manera de sacralizar el régimen y secularizar la religión. 

Imágenes de los seminaristas de Astorga que fueron ordenados sacerdotes en Montjuic el 1 de junio de 1952. CEDIDA COLECCIÓN RBM FOTO BUENO

Por otro lado, a mediados de 1952, el dictador ya había decidido que el futuro de España debía pivotar sobre Una alianza con Estados Unidos y el Concordato con el Vaticano. Ambos logros culminaron en 1953.

En septiembre de ese año se firmaron los Pactos de Madrid con Washington que, aunque basados en la defensa militar (se construyeron las bases aéreas de Torrejón, Zaragoza, Morón de la Frontera y la naval en Rota) tuvieron consecuencias beneficiosas desde el punto de vista económico y cultural. Hacía menos de ocho años, la ONU había condenado a España por considerarla un régimen fascista. Sin embargo, el nuevo orden mundial hizo que en 1953 saliera del ostracismo y se convirtiera en un país bajo la defensa de la primera potencia mundial. Estados Unidos no envió tan sólo aviones, buques de guerra y militares a las cuatro bases que España le cedió, sino que animó a sus empresas a que invirtieran en un país con un mercado de 30 millones de consumidores en el que las huelgas estaban prohibidas y la fuerza y trabajo era mucho más barata que en cualquier otro país de Europa.

Unos días antes, Franco había presidido la apertura de las Cortes bajo palio. Las dos puestas en escena fueron una manera de sacralizar el régimen y secularizar la religión

En agosto de ese año se rubricó el Concordato. Con el pacto alcanzado con Roma, Franco ganó una gran batalla propagandística. De hecho, él poder de la Iglesía católica de Estados Unidos fue uno de los principales aliados de Franco para cambiar la faz del fascismo por la del visionario que predijo la Guerra Fría.

Por todo ello, las fotografías que el maragato José Bueno realizó del Congreso Internacional Eucarístico son uno de los testigos principales del viaje que Franco estaba a punto de dar: de la autarquía y la Falanche al liberalismo y la tecnocracia.

Las imágenes, propiedad de Rogelio Blanco, han permanecido ocultas hasta ahora y llenan un vacío documental de un momento histórico fundamental.

En ellas se manifiesta con rotundidad la capacidad de la dictadura para cambiar la perspectiva que, al final, es la manera de modificar la realidad. Durante esos días desaparecieron las barracas y las cartillas de racionamiento.

 

Una calle de Barcelona al paso de Franco escoltado por la Guardia Mora.  CEDIDA COLECCIÓN RBM FOTO BUENO

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