Diario de León

Un arquitecto leonés crea el Estado neutral de Gibraltrar

Policarpo del Canto gana con este proyecto el premio joven Mies Van der Rohe.

Plano del proyecto del Estado neutral del estrecho de Gibraltar, obra del leonés Policarpo del Canto (derecha). DL

Plano del proyecto del Estado neutral del estrecho de Gibraltar, obra del leonés Policarpo del Canto (derecha). DL

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verónica viñas | león

El Musac le cambió la vida. Cuando el edificio comenzó a construirse estudiaba aún Bachillerato y ni siquiera había pensado hacerse arquitecto. Pero el museo le impactó tanto que a partir de entonces empezó a contemplar los edificios de otra manera. Ahora, Policarpo del Canto acaba de ganar la primera edición del premio joven Mies Van der Rohe con un proyecto final de carrera que es pura utopía: el Estado neutral del estrecho de Gibraltar. Curiosamente, el Musac obtuvo hace nueve años el Mies Van der Rohe, considerado el Nobel de Arquitectura.

Del Canto se ha embolsado 5.000 euros con el Young Talent Architecture Award —nombre completo de este galardón que es el ‘hermano menor’ del Mies Van der Rohe—, aunque más importante que el dinero es la visibilidad que otorga el galardón y el hecho de haberse impuesto a 211 proyectos de más de un centenar escuelas de arquitectura, urbanismo y paisajismo de 86 ciudades europeas.

En realidad hay otros dos arquitectos galardonados: Iwo Borkowicz, estudiante de la Universidad de Lovaina, con ‘Una relación simbiótica entre las viviendas sociales de cooperación y el turismo disperso en La Habana Vieja’; y Tomasz Broma, de la Universidad Tecnológica de Breslavia, con una estructura de viviendas para la ciudad polaca de Breslavia.

Pero, sin duda, el más original lo firma del Canto, que ha ideado un archipiélago artificial que «reivindica la frontera como lugar estratégico», dice. El arquitecto leonés reformula el tema de la convivencia y cómo las fronteras políticas y geográficas pueden transformarse para hacer posible la cohabitación.

Del Canto pertenece a la generación de arquitectos que tras la explosión de la burbuja inmobiliaria ya no levantan paredes sino teorías. Reconoce que la arquitectura «se ha ido diversificando a otras ramas» y que «los proyectos no son tan construibles». Su propuesta plantea el papel del diseño como una herramienta política, como una práctica espacial dentro de un nuevo espacio sociopolítico emergente. De hecho, el jurado quedó positivamente impresionado por la cantidad de capas superpuestas de complejidad, su talento en los dibujos y la maqueta para explicar un nuevo mundo imaginado.

El Estado insular inventado por Del Canto puede que tenga mucho que ver con el arquitecto que da nombre al premio que acaba de ganar, un hombre que no sólo no estudió arquitectura, sino que ni siquiera se sacó el bachillerato, pero que ha dejado como principal legado, aparte de sus edificios, sus teorías de «menos es más» y «Dios está en los detalles».

La Fundación Van der Rohe ha destacado de los proyectos ganadores que «abordan y proponen resolver un importante problema urbano contemporáneo. Principalmente se centran en el contexto histórico, su conversión y transformación». Del Canto, que estudió en Sao Paulo y Venecia, trabaja en Langarita Navarro Arquitectos y es profesor ayudante del Máster Habilitante de Proyectos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid.

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