La ópera leonesa maldita de Schubert

La ópera Alfonso y Estrella era inédita en España hasta 1998, cuando León y Gijón llegaron a un acuerdo para ponerla en escena. El Teatro Jovellanos de la ciudad asturiana y el claustro de la Catedral de León fueron los dos escenarios elegidos. Los protagonistas: la soprano Lotte Leitner, el tenor Enrique Aaron, el barítono Kyros Patsaviles y el bajo Marcus Peltz, acompañados por el Coro de la Universidad de León y los Virtuosos de Moscú, bajo la batuta de Mariano Rivas. Fue un acontecimiento excepcional. En aquella ocasión, la ópera, en versión concierto, no se estrenó completa, sino que se ‘aligeró’ en 50 minutos —íntegra dura dos horas y cuarto— .

La obra, cuyo argumento es un triángulo amoroso, continúa siendo la más desconocida de Schubert y, en cierto modo, maldita, porque los teatros de la época se negaron a representarla y el compositor vienés nunca llegó a ver su estreno. No solo fue un mal comienzo, sino presagio del destino que sufriría esta obra de Schubert, que, en total, compuso once óperas —dejó varias sin acabar—. Ninguna logró emular al resto de su magistral música. Algunas de sus óperas tuvieron un éxito moderado, como El arpa mágica , pero las demás no han resistido la prueba del tiempo, a diferencia de sus sinfonías, canciones y piezas para piano. Como dijo el compositor y pianista austríaco Artur Schnabel: «Ningún compositor está más cerca de Dios que Schubert. Ningún otro se ha expresado con tal carencia de artificio».

Alfonso y Estrella fue representada por primera vez en Weimar el 24 de junio de 1854 —31 años después de haber sido compuesta por Schubert, que falleció en 1828—, dirigida, nada menos que por Franz Listz.

La trama se desarrolla durante el reinado de Alfonso II el Casto, hijo de Fruela I el Cruel, casado con Urraca de Portugal, después con Teresa Fernández de Traba —al anular el Papa Alejandro III su primer matrimonio diez años después del enlace, porque eran primos segundos— y, finalmente, con Urraca López de Haro, cuando falleció la segunda.

Fernando II fue el monarca que en 1162 conquistó la ciudad de Toledo, arrebatándosela a los castellanos; y en 1178 invadió Castilla. Durante su reinado se fundó la Orden de Santiago y el Papa concedió la gracia del año santo jubilar jacobeo a la catedral de Santiago.

Alfonso y Estrella, ópera en tres actos con libreto en alemán escrito por Franz von Schober, es el intento de Schubert de componer una ópera romántica alemana.

Durante un verano Schubert y su amigo Schober deciden colaborar en una ópera. Apenas Schober iba escribiendo el libreto, Schubert iba creando la música.

Los líos de la corte leonesa

El argumento no se ciñe de forma fidedigna a los hechos históricos. Fruela, rey de León, hace años que ha sido destronado por Mauregato —hermanastro de Fruela y al que se vincula con el tributo de las cien doncellas al emir musulmán para compensar el apoyo a su causa—. El general Adolfo está enamorado de Estrella, la hija de Mauregato, quien solo está dispuesto a conceder la mano de su hija al hombre que posea la cadena de Eurico.

Adolfo, furioso, planea una revuelta contra Mauregato. Durante una expedición de caza, Estrella se separa de la partida y se encuentra, casualmente, con Alfonso. Ambos se enamoran al instante, sin saber cada uno la identidad del otro. Alfonso le da a Estrella un collar que siempre ha llevado consigo y le señala un camino seguro para que regrese a su casa. Ya en la corte, ella cuenta la historia y Mauregato reconoce el collar como la cadena de Eurico. Antes de que pueda decirle lo que significa, comienza la rebelión dirigida por Adolfo, quien captura a Estrella. Alfonso descubre que Estrella es la hija de Mauregato y se pone al lado de éste contra los rebeldes. Las tropas de Mauregato vencen a Adolfo y Alfonso rescata a Estrella. Mauregato tiene remordimientos de conciencia y restaura a Fruela en el trono. A cambio, Fruela abdica en Alfonso. Una ópera con final feliz. Pero solo sobre el escenario, en las escasísimas ocasiones en que ha sido representada.

El célebre Jonas Kaufmann , considerado uno de los mejores tenores del mundo, ha interpretado el papel de Alfonso de la ópera leonesa.

Según los críticos, se trata de una obra irregular, donde solo algunas de las 34 escenas son realmente muy buenas, mientras que el resto no alcanza este nivel. Además, es una ópera compleja de montar y con un argumento demasiado enrevesado. «La ópera también muestra signos obvios de ser una obra de transición con fragmentos que suenan a Mozart, Beethoven o Weber frente a fragmentos que suenan a Strauss o Lehar», han escrito.