Diario de León

Infraestructuras

Los fallos crónicos salpican la vía de León a Ponferrada lejos del Manzanal

Las limitaciones condicionan la circulación en la red que iba a desplegar el Corredor Atlántico

Imagen de uno de los tramos de la vía entre León-Ponferrada afectados por defectos en los raíles, cerca de Barrientos. FERNANDO OTERO

Imagen de uno de los tramos de la vía entre León-Ponferrada afectados por defectos en los raíles, cerca de Barrientos. FERNANDO OTERO

León

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Se dieron a conocer como problemas estructurales y, años después, ya engrosan la lista de afecciones crónicas que limitan la competitividad en las comunicaciones. En una de las dos arterias elementales en las conexiones por tren que le quedan a León, a través de la línea convencional de ferrocarril que transita hacia esa vertiente oeste que alimenta tantos proyectos de desarrollo a partir de expectativas con el despliegue del Corredor Atlántico por el flanco noroeste peninsular, se levanta un monumento a las deficiencias que obliga a frenar los trenes. Barrientos es un punto negro con solera, anterior incluso a esta última lista de limitaciones que obliga a la parsimonia en la circulación ferroviaria por la provincia leonesa, y extiende la incertidumbre sobre la competitividad de este sistema de transporte.

Barrientos es el ejemplo de que la línea de ferrocarril entre León y Ponferrada tiene otros anclajes de tanta profundidad como los que se derivan del lazo con el que salvan los trenes las rampas pronunciadas del Manzanal, y la secuencia interminable de túneles que impiden completar trayectos en condiciones mínimas de competitividad.

Problema arrastrado

Las limitaciones por el estado defectuoso de la vía condicionan al tren desde hace años

Los trenes frenan en Barrientos arrastrados por la inercia del mal estado de la vía, según se detalla en los motivos que obligaron a colocar la señal de limitación a 30 kilómetros por hora. Viajeros, mercancías, operador público, operadores privados, encuentran trabas en este punto entre el Órbigo y el Tuerto, sobre una orografía propia de ribera, en la que no hay causa aparente que se interponga entre las prestaciones que puede ofrecer la estructura y el paso de los trenes sin restricciones. Pero el tren tiene que rebajar al mínimo la velocidad mientras se dispone a afrontar ese tramo sucesivo al 165 de la línea a La Coruña, que ha sido referente en los enlaces ferroviarios del noroeste.

Detalle de cruce de vías en la ribera del Tuerto. FERNANDO OTERO

El protagonismo progresivo que ha perdido esta arteria en el orden de relevancia de las comunicaciones periféricas, siempre proporcional al avance de actividad que aglutina el surco de la alta velocidad a Galicia, alejado de León, no borra a Barrientos del mapa ferroviario. Por ese hito que corta la fluidez en un trazado plagado de faltas. Fuera del paréntesis del Manzanal, la línea entre Ponferrada y León, paralela en algunos tramos a ese otro corredor central del tráfico rodado, de la N-120 y la AP-71, acumula una serie de objeciones para hacer creíble la función que los responsables de Transportes otorgan a este tramo.

Eficiencia

Las deficiencias agudizan los trayectos maratonianos por este enlace convencional

Las últimas referencias técnicas a la conexión, que aparece en el mapa de estructuras viarias de la Red Transeuropea de Transportes como planificada en alta velocidad, han agitado las reivindicaciones en torno a esta conexión de ferrocarril vital aún para la cohesión del territorio. Voces críticas que exigen un enlace en doble vía entre León y Astorga; las no menos exigentes, que recuerdan la urgencia de intervención que requiere la estructura para adecentar el paso por el Manzanal; o la histórica propuesta de aligerar cruces y estrecheces para evitar una cuaresma en cada trayecto se topan con la evidencia del abandono que revela una señal de limitación a 30 por hora por el estado de la vía, en Barrientos, o más al oeste, en La Granja.

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