Otro icono minero por los suelos
La Robla asiste a la demolición de otro de los símbolos de su pasado industrial En cuestión de cinco segundos la chimenea de la central térmica, de 200 metros de altura y 4.500 toneladas de paso, ha quedado reducida a escombros
RAMIRO
Cada vez quedan menos elementos que recuerden que en La Robla existió la segunda central térmica más importante del país, y que durante medio siglo condiciono su paisaje y sustentó su economía.
Vecinos y curiosos volvieron a congregarse en las inmediaciones del polígono industrial de La Robla para mirar al cielo y asistir a la caída de la enorme chimenea de la central de 200 metros de altura y 4.500 toneladas de peso. La escena se repite, ya que casi tres meses atrás ya vivieron la sensación de ver caer las dos torres de refrigeración, de cien metros de altura, 70 de diámetro y 9.000 toneladas de peso cada una. A igual que ala última vez, una alarma advertía de la detonación, y en solo cinco segundos, 50 años de historia vuelven a convertirse en una montaña de humo al que precede un enorme montón de escombros.
Este impactante espectáculo forma parte del proyecto de desmantelamiento de la central térmica llevado a cabo por Naturgy, que lleva a cabo una demolición selectiva, que permite rentabilizar en lo posible los materiales susceptibles de reciclaje y genera un menor impacto ambiental que el que produce una demolición convencional.
En estos trabajos, que cuentan con una inversión de 12,9 millones de euros, trabajan 90 personas con el único objetivo de dejar libre los terrenos en los que la empresa Naturgy y Naturgy y Enagás proyectan la mayor planta de hidrógeno de España, que producirá hasta 9.000 toneladas al año de hidrógeno renovable, y que contará con una inversión de 200 millones de euros.
La central térmica de La Robla apagó su actividad en julio de 2020, después de 50 años de funcionamiento. Construida en 1970, la central llegó a emplear a 300 trabajadores en la época de mayor rendimiento.