Diario de León
Publicado por
José María Prieto Serra, escritor
León

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Tenemos que ir al médico a que nos examine y nos diga si estamos bien, sobre todo de la cabeza. Que siempre se ha dicho que estando bien de la cabeza lo demás va solo.

Realmente ¿qué nos puede estar pasando? La verdad que muchas, muchísimas cosas pero hay algunas que ya comienzan a preocupar.

Estamos viviendo una situación que jamás, jamás hubiéramos pensado que algún día estuviéramos involucrados en ella. Palabras como perimetrar, mascarilla, terraza, covid, vacuna, reacción, uci, efectos secundarios, etc. etc. etc., son ya mucho más que familiares,. Nos son familiares pero de los malos, como cuando nos mencionan a un cuñado al que no podemos soportar; igual.

Bueno, pues todavía teníamos que aprendernos una nueva, y nosotros sin siquiera sospecharlo. Así es la vida. Por no decir, así somos en nuestro país. La palabra nueva que nos hemos aprendido, es «avión».

¿Se han parado, solo cinco minutos, para pensar ese trágala que nos endosa el Gobierno cuando descubrimos que nuestro país ha subvencionado con 53 millones de euros a una línea aérea, mayoría de la propiedad venezolana y con un solo avión como todo patrimonio empresarial? La compañía propietaria se llama Plus Ultra, para mayor inri. Pero ¿de dónde han salido estos empresarios que con un solo avión y un par de destinos aéreos, son capaces de conseguir ese pelotazo de millones para sobrevivir? Pero ¿que pensará la familia Hidalgo de lo que ellos han tenido que trabajar con su Air Europa y ahora tienen que pasar millones de filtros para poder vender su compañía? Mucha lógica no parece que tiene, ¿verdad? Muchos de mis lectores saben que soy fan de Arturo Pérez Reverte.

Me gusta mucho la sencillez cargada de fuerza cuando hace algunas de sus definiciones de los españoles, incluyéndose, como no, él mismo. Suele decir con toda tranquilidad que los españoles somos gilipollas, sin comillas. En mi opinión, tiene toda la razón. Y supongo que así opinarán también estos empresarios venezolanos cuando reciben una ayuda para su empresa, de tal categoría. ¿Se puede ser más tonto que un español que es testigo de todo eso y se calla? ¿Donde está la dignidad de nuestro Gobierno? ¿He dicho dignidad? Perdón, no saben ni lo que significa. Pero el hecho evidente, lo que ha ocurrido, lo que parecía que no, es que todo ese episodio ha ocurrido. Y lo que no vale, no es suficiente, es decir que es una tomadura de pelo a nuestros empresarios y decirlo tomando un vino con los amigos o en casa con la familia, hay que decirlo en los foros donde se escuche y donde haya que ponerse colorado quien así actúe. No teníamos suficiente con todo lo que se está viviendo con la maldita pandemia y todavía nos quedaba conocer casos como este del avión. Decía yo al principio de estas líneas que sería conveniente visitar al médico. Doy un paso más. Al psicólogo o incluso al psiquiatra. El caso lo requiere. Nuestras cabezas no están educadas para soportar tal cantidad de incongruencias, provenientes todas del gobierno que tenemos y que cada cual es más inquietante que la anterior. Este país nuestro da continuas pruebas de que sabe sufrir pero, ya digo, últimamente se preocupa con qué ocurre en su cabeza. Y eso no es buen síntoma. Podría llegar tan lejos que ni el propio gobierno sería capaz de pararlo. Todo está por venir. Aquí se prefiere, por lo que se ve en tv., protestar por la detención del rapero sucio, que reconocer el comportamiento del rey Felipe VI allá donde va representando a todos los españoles. Lo ha dicho y escrito varias veces, Arturo Pérez Reverte. Los españoles somos gilipollas.

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