Diario de León

El asesino del taxista iba sin esconderse desde noviembre a un gimnasio de Ponferrada

El detenido gracias a la colaboración ciudadana tiene 24 años y fue condenado a 29 de prisión

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Los clientes del gimnasio de Ponferrada al que acudía habitualmente el fugitivo condenado a 29 años de prisión por la muerte de un taxista en Salamanca se refieren a él como una persona "sociable" que "no se escondía para nada".

José Manuel García Barata, que fue detenido por la Policía Nacional anoche a la salida del centro de entrenamiento, llevaba "desde mediados de noviembre" acudiendo de forma regular a este gimnasio de la localidad berciana.

Allí, se refieren a él como una persona "normal y corriente" que "hablaba perfectamente" con los compañeros, a los que nunca dirigió "una mala palabra", y solía participar, además, en clases colectivas, tal y como ha apuntado uno de los usuarios del centro.

Su detención ha sido toda una "sorpresa" para quienes acostumbraban a verlo no sólo en el gimnasio, sino también haciendo vida normal en el barrio o en una conocida zona de copas de la ciudad.

"Es una persona que no se escondía para nada. Hacía una vida aparentemente normal", han apuntado al respecto las mismas fuentes, quienes han reconocido el "susto" que se llevaron las personas que salían del gimnasio en el momento en el que se produjo su detención.

El arrestado ofreció una fuerte resistencia, hiriendo a dos agentes, a uno de los cuales fracturó el tabique nasal.

"Cuando sabes que era un asesino, siempre sientes alivio por su detención", han concluido al respecto.

El detenido, de 24 años, asesinó en Salamanca en 2010 a un taxista que recibió uno de los cinco disparos dirigidos contra el pasajero que transportaba, objetivo de un "ajuste de cuentas" que, según Interior, podría estar relacionado con el tráfico de drogas.

Tras conocerse la sentencia de la Audiencia Provincial que le condenaba a 29 años de prisión se dio a la fuga al encontrarse en situación de libertad provisional durante el desarrollo del juicio.

La Policía Nacional había lanzado horas antes de su detención una petición de colaboración a través de las redes sociales para localizar a este fugitivo.

Los investigadores recibieron, en pocas horas, tres correos electrónicos y 17 llamadas de teléfono aportando datos que permitieron finalmente su localización.

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