Diario de León

SEGUNDA VÍCTIMA ESPAÑOLA DEL ÉBOLA

Folgoso llora a su misionero

El Ayuntamiento decreta tres días de luto y los vecinos recuerdan el sacrificio de García Viejo, muerto de ébola

Familiares del misionero, entrando a media tarde en la casa de su hermano Antonio

Familiares del misionero, entrando a media tarde en la casa de su hermano Antonio

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M. Á. CEBRONES/ C. F. C.I FOLGOSO / PONFERRADA
Ponferrada

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Folgoso de la Ribera esperaba un milagro. Y a media tarde supo que el ébola había podido con Manuel García Viejo.

Lo supo el alcalde, José Antonio García, y en seguida transmitió su pésame a la familia, recluida en su dolor, y convocó de urgencia a la Junta municipal de Gobierno para decretar tres días de luto y dejar las banderas del Ayuntamiento a media hasta. «Era un hombre bueno, comprometido y amable», declaró el alcalde, que recordaba anoche que el misionero de la Orden de San Juan de Dios siempre tuvo un hueco para visitar a los vecinos y alentar a los que sufrían con palabras de consuelo.

Lo supo, Albina Alonso, que creció con él y a menudo le pedía que no volviera a África. Que se quedara en el pueblo porque ya había cumplido. «La esperanza nunca se pierde aunque nos advertían de que estaba muy mal. Esto es un palo para todo el pueblo», decía al atardecer. Y recordaba la generosidad del misionero. «En los últimos años le decía ‘Manolo, ya está bien, tienes que quedarte en España, y él me respondía, ‘mira Albi, aquí no hago nada, aquí hay muchos médicos, mucha medicina, y allí me necesitan». Albina lo intentó de nuevo cuando García Viejo superó la malaria. «Me decía que a veces pensaba en quedarse, pero a los pocos días el corazón le decía que aquí no hacía falta y allí mucha

Corrillos de vecinos lamentaban el fallecimiento a media tarde. Muchos se acercaron a la casa de Emiliano García Viejo, uno de los dos hermanos del religioso que residen en Folgoso y a donde también llegaron otros familiares visiblemente abatidos, que no hicieron declaraciones. Sí habló Elvira García, cuñada de Antonio García Viejo, el otro hermano del fallecido que reside en Folgoso. «Ha sido una sorpresa muy desagradable, porque a pesar de que habían dicho que no había tratamiento, todos teníamos esperanzas, pensábamos que aún iban a encontrar algo para salvarlo». A Elvira se le apelotonaban ayer los recuerdos. «Lo conozco desde que era un crío. Recuerdo especialmente que le gustaba mucho ir al monte por esta zona y mi hija lo acompañaba muchas veces. Nadie podrá decir nada malo de él. Seguía manteniendo el lazo con el pueblo donde venía de vacaciones a casa de Antonio y Visi, porque los padres fallecieron muy pronto». Y acaba. «Que se le quería es evidente, a cualquiera que le preguntes.

«Al final es familia casi todo el pueblo, una familia muy grande y muy querida, que siempre que podían hacer un favor estaban ahí», contaban en otro corrillo.

«Aunque sabíamos que lo que tenía era muy malo, esperábamos que se produjera el milagro y se recuperase, como cuando padeció la malaria», aseguraba a la agencia Efe otro amigo de la infancia del religioso. No pudo ser.

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