Diario de León

La Encina también camina sobre hombros de mujer

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

c. fidalgo | PONFERRADA

El peso de llevar a hombros a la patrona del Bierzo también cayó ayer sobre hombros femeninos. Por primera vez con el trono con el que recorrió el casco antiguo de Ponferrada en el día grande de las Fiestas de la Encina, 17 mujeres se alinearon junto a los hombres para sujetar las andas, confirmaron fuentes parroquiales. «Yo no la he llevado, pero ya iba siendo hora, sí,», decía una de las integrantes de la comitiva de Villafranca, municipio al que le correspondía realizar la ofrenda por segunda vez en sesenta años.

Pero La Morenica —una de las siete vírgenes hermanas del Bierzo junto a la de Fombasallá, casi gemela si no fuera porque su tez es un poco menos negra y presente en uno de los estandartes de Villafranca, la de las Nieves, la de Trascastro, la de las Angustias, sea de Cacabelos o sea de Molinaseca, que también existe esa polémica, la de la Peña y la de la Guiana— parecía que pesaba ayer menos. O eso, o que las nuevas porteadoras incluidas en un equipo de medio centenar de cofrades, tiraban de ella con más ganas durante la procesión que atravesó el arco de la Torre del Reloj y giró por la calle Paraisín, donde se produzco un relevo que a algunos les pareció que se demoraba demasiado, y regresó a la engalanada plaza del Ayuntamiento, donde se celebró la multitudinaria misa de campaña.

«Peso, para nada. Cuando las cosas están hechas con gusto y de corazón, no hay peso», explicaba entusiasmada, la periodista de Villafranca Paula Díaz, que en su día fue corresponsal de este periódico. «Ha sido una gran experiencia, un momento muy emotivo y un gran honor ser las primeras mujeres en portar a la Patrona, desde que tiene este trono», añadió.

Encabezaron la procesión dos gemelos. Quizá porque la Encina y la Virgen de Fombasallá prácticamente lo son. La bandera del Bierzo la llevaba, orgulloso, Oscar del Valle, con el pelo más largo, y a su lado caminaba Javier. «Esto pasa una vez en la vida», decía Óscar, igual de emocionado que su paisana Paula.

Durante el recorrido, los abanderados, los porteadores, las autoridades y los devotos de la Encina habían visto como la Policía identificaba a un grupo de activistas que a la altura del Casino La Tertulia reclamaban la separación efectiva de la Iglesia y el Estado. No les gustaba ver a cargos públicos encabezando una procesión religiosa.

La protesta no fue a mayores y la procesión desembocó en la plaza, donde, eso sí, uno de los maceros municipales, con el clásico cuello cervantino y vestido de paño, sufrió un desvanecimiento y tuvo que ser atendido al pie del altar. Pero enseguida llegó el momento de leer la ofrenda, y los pimientos, los tomates, las castañas, el botillo y los chorizos que Villafranca le trajo a la Virgen, junto a una reproducción de la Puerta del Perdón, le quitaron el mal sabor de boca que traía la mañana.

firma | data

Texto

tracking