Diario de León

Del vientre del Ponfeblino a la memoria del Bajo Llobregat

De los talleres del tren minero convertidos en centro de reparación acaban de salir cinco vehículos históricos restaurados por ARMF que serán expuestos en el museo ferroviario de Martorell; es otra cara del proyecto turístico

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Ponferrada

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Los cinco vehículos históricos propiedad de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya entraron en los talleres de Villablino detrás de la Locomotora 1004. Habían sido descargados en la estación para iniciar una reparación que duró seis meses. Son una cisterna para graneles de 1931, otra cisterna más larga que se utilizaba en trenes de combustibles, un furgón de madera para mercancías que terminó sus días como depósito de arena para los areneros de las locomotoras diésel en el taller de Martorell, un vagón cisterna doble para transporte de cemento al puerto de Barcelona y un tractor pequeño que se usaba sólo para las maniobras dentro del taller de Martorell.

Seis meses después, los vehículos han recuperado un estado estético de plenitud. Para ello, fueron desmontados pieza a pieza y chorreados con arena. También se recuperaron los metales y chapas en mal estado y se revisaron los elementos de rodadura, porque aunque la restauración fue estética, los vehículos tenían que poder moverse tanto para entrar y salir de la nave como para posicionarlos donde vayan a ser exhibidos y poder moverlos en dicho lugar. En el caso de un furgón de madera, también hubo que sustituir toda la madera e instalar un nuevo techo nuevo. Con la pintura y el grafiado concluyó el proceso de restauración del material que ya ha regresado a Martorell.

La empresa ARMF Mantenimiento y Proyectos Ferroviarios no solo se ha comprometido con el Bierzo y Laciana en el desarrollo del futuro tren turístico Cubillos del Sil-Villablino, por cuyo proyecto de ejecución pujará, sino que hace meses que convirtió parte de la infraestructura del viejo ferrocarril minero (los talleres de Villablino) en un centro de recuperación de patrimonio ferroviario histórico del que, hace tan solo unos días, salieron completamente restaurados cinco vehículos que la compañía pública Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC) le encargó rehabilitar para su integración en la colección del museo que ha creado en lo que fueron los talleres de locomotoras de la estación Martorell Central (Barcelona).

Seis meses ha dedicado ARMF a la cura de varias cisternas, un pequeño tractor y un furgón que habían pasado años a la intemperie tras haber dejado de servir en la Línea Llobregat-Anoia. «Lo que se ha hecho es devolver los vehículos al estado más aproximado al original. Casi todos tienen una decoración de los años 50», explicó el responsable de ARMF, Manuel Ramos. En esta ocasión, la intervención ha sido únicamente estética, pero esta empresa se ha ocupado también de la reparación de un lote anterior de FGC conformado por dos locomotoras de vapor con el mismo destino. Es la otra cara del proyecto del Ponfeblino, la vertiente industrial que ya muestra que la iniciativa que finalmente se acometerá en el valle del Sil con fondos europeos es transversal y el epicentro de una actividad económica que puede trascender el plano turístico.

«El Ponfeblino es un proyecto turístico pero también industrial en muchas facetas, tanto de taller de mantenimiento y reparación ferroviaria como en proyectos digitales y energéticos. La línea del ferrocarril ofrece unas oportunidades enormes que permiten experimentar en un ambiente aislado del resto de la red ferroviaria y que nos facilita muchísimo las posibilidades de investigación y desarrollo de tecnologías nuevas», subrayó Manuel Ramos.

Que las instalaciones de la vieja línea del ferrocarril por la que corrió el carbón se hayan convertido en un vientre de germinación de patrimonio ferroviario también sirve para posicionar el territorio en una actividad poco usual.

«Somos grandes especialistas en locomotoras de vapor y en material caracterizado histórico. Hemos reparado muchísimo material en nuestros talleres en Lérida y ahora estamos centralizando toda la actividad en los talleres de Villablino, porque nuestra apuesta por el territorio, por el Bierzo y Laciana, es fortísima. Vamos a poner nuestros máximos esfuerzos empresariales en el ferrocarril Cubillos-Villablino y así lo hemos hecho hasta el momento con financiación exclusivamente privada, porque la mejor manera de demostrarle al territorio que las cosas se pueden hacer es apostando por él y creando empleo en la medida de lo que se pueda», aseguró el fundador de ARMF. Una empresa homologada por la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria como entidad encargada de mantenimiento que también ha dedicado las instalaciones de Villablino a la reparación de tres locomotoras eléctricas que fueron a Francia.

El principal valor de la línea ferroviaria del Ponfeblino a nivel industrial es la propia vía de ancho métrico. Su existencia permite probar el material reparado; por eso en los últimos días se ha visto una imagen extraordinaria, la de la Locomotora 1004 que usaron la MSP y Coto Minero Cantábrico tirando de un convoy de cinco vehículos históricos, primero en estado de completo deterioro y, después, como elementos del patrimonio. «Todos los vehículos que reparamos se descargan en la estación y con una de las locomotoras que existen allí —tenemos la 1004, la 1003 y la 1007 en orden de marcha— entramos y salimos desde la estación al taller y viceversa», explicó Manuel Ramos.

Tanto las dos locomotoras de vapor ya mencionadas como estos cinco vehículos pertenecen a la colección histórica de Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña perteneciente a la línea Llobregat-Anoia. «Son unas líneas de vía métrica que, partiendo de la plaza España de Barcelona, llegan hasta Manresa e Igualada», explica el responsable de ARMF, que puso en valor la labor de recuperación de material ferroviario que está llevando a cabo la compañía pública FGC y que pudiera ser un espejo en el que el Bierzo y Laciana pueden mirarse. «Han invertido recursos importantes en recuperar mucho material histórico, supongo que por responsabilidad social corporativa. Han hecho un esfuerzo interesante para preservar parte de su patrimonio», subrayó Manuel Ramos.

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