Diario de León

Nuevo hallazgo de una gran mina de oro romana cerca de Las Médulas

El profesor de Ingeniería y Prospección Minera de la ULE, Javier Fernández Lozano, identifica junto con el minero Ángel González, lo que considera es el mayor yacimiento aurífero subterráneo en un depósito de terraza fluvial

Una de las impresionantes salas, con más de dos metros de altura, desde la que se vertebran varias galerías donde se extrajo el oro en época romana. javier FERNÁNDEZ LOZANO

Una de las impresionantes salas, con más de dos metros de altura, desde la que se vertebran varias galerías donde se extrajo el oro en época romana. javier FERNÁNDEZ LOZANO

Ponferrada

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Nuevo hallazgo del investigador de la Universidad de León Javier Fernández Lozano. Este profesor de la Escuela de Minas de la ULE, geólogo experto en minería aurífera de la provincia y que imparte la docencia en el área de Prospección e Investigación Minera, ha inspeccionado en compañía del minero de interior ahora jubilado, Ángel González Abajo, lo que bien pudiera ser el mayor yacimiento de oro subterráneo situado en un depósito de terraza fluvial, en el Sil.

La mina de oro, de la época romana, está situada en los límites del Bierzo y Valdeorras. Está cerca de Salas de la Ribera (Puente de Domingo Flórez) y, salvo algún lugareño, es desconocida para el gran público. Un periodista de este periódico entró en ella y su magnitud impresiona.

Javier Fernández Lozano estaba realizando un estudio de estratos en las riberas del río Sil en esta zona limítrofe gallega y del Bierzo y se percató del importante hallazgo minero de época romana que desconocía. Lozano explica cómo surgió todo: «En la actualidad realizo un estudio sobre la evolución del río Sil con la ayuda de Ángel González Abajo, identificando aquellos sectores donde se preservan retazos de sus antiguas terrazas. El paleo-Sil nos proporciona abundante información sobre la historia geológica de estos valles y el importante desarrollo de las actividades humanas en la zona, entre otras, la minería aurífera romana . Decidimos estudiar esta zona más en detalle tras una visita a la Casa del Parque de Las Médulas, en la que conocimos a Alejandro Rodríguez, trabajador del museo, quien nos habló de la presencia de otros restos de minería aurífera en la zona».

Panorámica del interior de las galerías. J. F. LOZANO.

Panorámica del interior de las galerías. J. F. LOZANO

¿Qué característica tiene esta mina que la diferencian del resto conocido, como la última publicitada en la zona de las Ferreiruscas, en el municipio de Puente de Domingo Flórez ? Pues, Lozano explica que la principal diferencia es su geometría (con varias galerías conectadas) y su tamaño (con unas dimensiones aproximadas de unos 70-80 metros por 50, con más de 2 metros de altura puntualmente), destacando por su finalidad.

«A diferencia de las Ferreiruscas, ésta es una explotación para la extracción de material aurífero que sería lavado en el exterior, junto con los sedimentos superficiales existentes en la zona. Lo que da lugar a un extenso campo de murias o estériles en los alrededores», indica.

Considera el experto que, si bien en el mapa geológico del IGME esta zona figura como un depósito de tipo abanico aluvial, la reducida matriz del depósito, su fuerte cementación, así como los tipos de cantos (con marcas de golpes de gubia y cavitación) y orientación preferente de los mismos, junto con la geometría del depósito y la proximidad del río, constituyen elementos indicativos de que se trata, más bien, de una antigua terraza fluvial.

Desde el punto de vista geológico, esta mina de oro se sitúa unos 50 metros superior a la de las Ferreiruscas y a unos 150 metros de elevación sobre el cauce actual del Sil, constituyendo una terraza de elevación más alta y por tanto más antigua a la que correspondería la de las Ferreiruscas. «Además, en el interior se puede observar el paleorelieve de pizarras paleozoicas, que ha sido rellenado por estos materiales», precisa el estudioso.

La aportación
La mina subterránea fue explotada de forma diferente a Las Médulas y complementa a ésta

Sobre si este hallazgo debería ser tenido en cuenta para que fuera puesto en valor, el profesor de la ULE estima que el valor que presenta esta mina «es su grado de preservación, sus dimensiones y geometría, la de mayor extensión subterránea conocida en un depósito de terraza de estas características». «Nada que ver con Las Médulas —apunta— cuya explotación se realizó mediante ruina montium , localizándose en depósitos de abanicos aluviales, caracterizados por presentar espesores que permiten la apertura de galerías en toda su extensión».

Fernández Lozano considera que la forma en la que se debería actuar en esta mina de oro pasa por un primer paso y es el de realizar un estudio geotécnico, ya que han detectado despegues de material en los techos y caídas de bloques que superan el metro. «Por tanto, lo primero sería garantizar la seguridad en el interior y adecuar el acceso».

Desprendimientos en una de las galerías. J.F. LOZANO.

Desprendimientos de una de las galerías. J. F. LOZANO.

Sobre la posibilidad de que esta mina complemente y aporte mayor sentido a todo el entorno próximo de Las Médulas , el científico de la ULE considera que sí: «Sin duda alguna, al igual que las Ferreiruscas, que entendemos que constituye una cata o prospección para la valoración de este tipo de depósitos sedimentarios, la mina que nos ocupa representa un ejemplo de explotación bien desarrollado. Esto nos indica que las terrazas colgadas del paleo-Sil fueron uno de los indicios principales para la prospección y posterior explotación que permitió llegar hasta Las Médulas». Explica que los primeros indicios se ubican en la llanura de inundación del actual río Sil, remontado en toda su longitud y la altura de sus laderas, donde aún se perciben los restos de murias en el paisaje.

Mucho por descubrir

Sobre la hipótesis de que aún quede mucho por descubrir, Lozano considera que este tipo de explotaciones suelen ser conocidas por una pequeña parte de la población local. Sin embargo, no hay un estudio en profundidad que aporte información sobre los depósitos geológicos y la tecnología minera de su explotación, así como una valoración de las leyes auríferas correspondientes que permita conocer qué depósitos fueron los de mayor interés para el Imperio romano dominante en aquellos tiempos.

«Lo que hemos observado a raíz de nuestros estudios en todo el noroeste es la importancia de los depósitos fluviales y, en particular, de las terrazas más modernas como elementos de concentración del oro. Es precisamente en este tipo de materiales geológicos donde se localizan las leyes más altas en los placeres auríferos. Los ríos juegan un papel fundamental en el arrastre y acumulación del oro gracias a las crecidas. Las zonas de cauce y llanura de inundación pueden volver a enriquecerse en oro año tras año, algo que no sucede en otro tipo de depósitos sedimentarios como los abanicos aluviales, entre los que se encuentra la explotación hoy conocida como Las Médulas», informa.

Valles del Burbia y Ancares

En la actualidad el equipo de Fernández Lozano está trabajando en algunos municipios del Bierzo y en particular en la Reserva de la Biosfera de los Ancares, donde llevan a cabo varios estudios para determinación de leyes y depósitos auríferos que permitan mejorar el conocimiento de la minería aurífera romana en los valles. Un buen ejemplo es el que desarrollan en los valles del Burbia y Valle de Ancares. «Nuestro objetivo es localizar y caracterizar los depósitos auríferos determinando sus leyes y documentando cualquier elemento antrópico relacionado con la minería romana», detalla.

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