Diario de León

Caja España trae a Ponferrada una muestra de un centenar de piezas del arte y la mitología japonesa de los periodos Edo y Meiji

Los tesoros de Cipango

El sueño de Colón tiene la forma de un dragón y el rostro de geisha. La textura de un kimono de seda y oro, el color

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Carlos Fidalgo Redacción - PONFERRADA.
Ponferrada

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Budas policromados, porcelanas con escenas de la vida cotidiana, utensilios de la ceremonia del té, leyendas pintadas sobre papel y armas, hasta 24 armas, pueden verse desde ayer entre el centenar de objetos del arte japonés de los periodos Edo (1603-1868) y Meiji (1868-1912) que expone la Obra Cultural de Caja España en Ponferrada procedentes del Museo Oriental del Real Colegio de los Padres Agustinos de Valladolid. La exposición permanecerá en Ponferrada hasta el 28 de enero y abre al público los días laborales de 19 a 21 horas y los festivos de 12 a 14 horas. La presencia de los agustinos en el Extremo Oriente trajo a España una colección de objetos del arte japonés que se puede visitar de forma permanente en el Real Colegio de la Orden en Valladolid y de la que se han seleccionado un centenar de las piezas más representativas para la exposición itinerante de Caja España que llega ahora a Ponferrada. La muestra reúne objetos de lo más variado, que dan una idea de la mentalidad del Japón tradicional, el Cipango del que hablaba Marco Polo y al que soñó con llegar Cristóbal Colón, antes de que el archipiélago del Sol Naciente se abriera al mundo occidental a lo largo de la era Meiji. Espadas de tipo katana y lanzas que en alguna ocasión debieron empuñar guerreros samurais conviven en la muestra con otras piezas más refinadas que reflejan la minuciosidad de lo que el director del Museo Oriental, Blas Sierra de la Calle, ha llamado «el arte de las pequeñas cosas». Son los espejos, los peines de mujer, diminutos armarios donde guardar los puros, herramientas para fumar el tabaco o las teteras. A su lado pueden verse algunas máscaras de teatro y muestras de la religiosidad de las islas; los budas tallados y lacados, y de su mitología; las porcelanas que recrean dragones y aves fénix, o las esculturas que reproducen personajes de leyendas populares como el Ebisu, patrón de los pescadores y dios de la prosperidad, que llegó a las costas de Cipango desde el extranjero. Algo que ni siquiera Colón consiguió.

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