León perdió 2.294 solicitantes de las ayudas PAC en sólo cinco años

Cada año son menos los solicitantes de ayudas PAC en Castilla y León, a pesar de que éstas constituyen las principales subvenciones directas del sector agrario y ganadero. Aunque para solicitar las ayudas de la Política Agraria Comunitaria no hace falta ser agricultor a título principal, sino únicamente titular de una explotación con una determinada superficie mínima o número de cabezas de ganado, lo cierto es que cada vez hay menos interesados en mantener una tierra mientras que cada vez son más los agricultores que se jubilan o abandonan el sector por falta de rentabilidad. Así, en los últimos cinco años se detecta una reducción de las solicitudes de la PAC tanto en lo que a ayudas a la superficie como en primas ganaderas se refiere. En concreto, frente a los 106.050 expedientes que se presentaron en el año 2000, este año la Junta sólo ha recibido 95.014, lo que representa una reducción del 10,5%. Este notable descenso es especialmente importante en León, donde el número de solicitudes se ha rebajado en 2.294 desde el año 2000. En el conjunto de la comunidad se registran 11.036 solicitantes menos, lo que supone que León representa el 20% de ese descenso. Si bien la reducción en primas ganaderas puede vincularse a la fuerte reestructuración que desde hace años sufren los diferentes sectores ganaderos, las solicitudes de ayudas a herbáceos también contribuyen a este descenso general, con un importante retroceso, algo que la organización agraria Coag achaca al envejecimiento de la población activa agraria y a la ausencia de un verdadero relevo generacional. Dependencia acusada En cualquier caso, esta reducción del número de solicitudes llama la atención por cuanto las ayudas de la PAC suponen el 30% de los ingresos de una explotación agraria, y la mayor parte de los beneficios, según explica el secretario regional de UPA, Julio López, quien vincula este descenso a la excesiva dependencia de las subvenciones europeas en detrimento de la verdadera rentabilidad de las producciones. En esta misma línea, el Libro Blanco de la Agricultura y la Ganadería, aprobado a finales del año pasado por el MAPA, destaca que el sector agrario de Castilla y León, y concretamente los cereales, sufren una gran dependencia de las ayudas de la PAC debido a unos rendimientos en general bajos y a una caída de los precios en los últimos años, lo que provoca que «el agricultor cada vez tiene menos presentes las expectativas de mercado en su decisiones productivas» y, por el contrario, basa la mayor parte de sus beneficios en las subvenciones de la PAC.