«Castilla y León, León y Castilla han vivido inmersos siempre en la cultura»

Josefina Aldecoa se convirtió ayer en la sexta escritora leonesa que recibe el Premio Castilla y León de las Letras, tras sus paisanos Antonio Colinas, Antonio Pereira, Luis Mateo Díez, Eugenio de Nora y Elena Santiago, que lo recibieron en las últimos cinco ediciones. Aldecoa, que fue la encargada de pronunciar el discurso en nombre de los restantes galardonados, destacó el momento esplendoroso que vive en la actualidad «el idioma de esta tierra», el castellano, del que resaltó que «es la lengua de Arcipreste de Hita y de Berceo, de Cervantes y de Quevedo». Por este motivo defendió el orgullo que cada castellano y leonés siente por su lengua y recordó la obligación de todos de «protegerla, preservarla y estimularla». «Castilla y León, León y Castilla han vivido siempre inmersos en la cultura. Dueños de una lengua excepcional, hablada y escrita, depositarios y conservadores de una herencia riquísima, estamos orgullosos de esa herencia que nos obliga a todos a preservar, a proteger y a estimular el uso de una lengua inmortal. La lengua que nació en estas tierras. La lengua castellana», aseguró durante el discurso. En esta misma línea, Aldecoa recordó que además del desarrollo en España, este idioma «ha navegado océanos para extenderse e implantarse en tierras americanas». Lugares en los que ahora lo hablan 400 millones de ciudadanos. «La lengua cervantina escriben obras de singular belleza y, un número importante de escritores americanos emplean el idioma de los conquistadores que han ido enriqueciendo con nuevos vocablos que reflejan la personalidad de cada país». Su infancia en León Por otro lado, y junto a su íntensa defnesa de la lengua castellana, en la que ha creado numerosos libros y cuentos, Josefina Aldecoa viajó a su propio pasado personal. «Mi patria y mi infancia es leonesa, y leoneses son mis padres y mis antepasados, nací en la casa de mis abuelos, en los alrededores de La Robla, donde transcurrió una buena parte de mi niñez y aprendí a leer bajo la guía de mi abuela y mi madre», recordó. Después de su lugar de nacimiento, la escritora viajó hasta la Biblioteca de Azcárate, donde conoció a poetas como Victoriano Crémer y Eugenio de Nora que se reunían para hablar en «sesiones de talento y estar en discusiones geniales» que atraían a todos los jóvenes que ya se sentían llamados a ser escritores. Tras la entrega de premios y los discursos oficiales, la ya Premio Castilla y León de las Letras 2003, se mostró satisfecha por el galardón recibido en un momento, aseguró, en el que el público prefiere «la imagen y la música». En declaraciones a la agencia Ical, la escritora leonesa apostó también «por la llegada de una racha buena para la lectura porque la gente ya lee más que antes aunque no todo lo que quisiéramos». «Cualquier reconocimiento se valora, pero uno de la propia tierra, más», añadió la galardonada, que manifestó que el mundo de las letras en Castilla y León «tiene vida, siempre la ha tenido desde que yo la recuerdo, con momentos insólitos como el que se vivió en los años 40 con la biblioteca Azcarate».