Diario de León
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El invento del maligno josé javier esparza

A estas horas puede haber pasado ya de todo, pero al cierre de la presente edición todo el mundillo televisivo estaba esperando el anuncio, más o menos inminente, de la fusión de Antena 3 y La Sexta. Lo último que hemos escuchado al consejero delegado de La Sexta, José Miguel Contreras, es que «estamos en un largo noviazgo no consumado» y que «veo con muy buenos ojos la fusión». Es verdad que el otro novio, Antena 3, se hace querer, a juzgar por las palabras de José Manuel Lara: «Nosotros no tenemos ninguna prisa.

Si acaso, la tienen ellos». ¿La tienen ellos? Sin duda, sí. La Sexta está en una situación límite. A los problemas económicos de Mediapro, que son muchos, se unen un horizonte político muy negro para el grupo (Zapatero lejos del poder) y un escaso acierto en las principales apuestas de la cadena para ganar audiencia. A La Sexta le siguen funcionando muy bien el fútbol y la Fórmula 1, pero pare usted de contar. De hecho, a estas alturas del año la cadena ofrece cifras inferiores a las del año pasado —un punto y una décima para ser precisos, de octubre a octubre— y eso es letal.

En todo lo demás, las cifras de La Sexta no son demasiado superiores a las de las pequeñas cadenas de la TDT, pese a tener todo a su favor. El pulso con Cuatro, que parecía haberlo ganado, lo ha vuelto a perder, y eso que Cuatro está bajo mínimos. ¿Y puede sobrevivir una cadena sólo con fútbol y Fórmula 1? No. Entre otras cosas, porque para conservar los derechos de emisión hace falta un dinero que el grupo no tiene. De ahí la urgencia de la fusión. En los mentideros ya se habla de hondo malestar en la plantilla por esta calamitosa situación. «Las nuevas estrategias de programación, los espacios encargados a socios y la ubicación en parrilla, los constantes cambios, etc., son errores que todo el mundo sabe incluso antes de que se aprueben», cita una fuente que circula por Internet.

Si Antena 3 se come finalmente a La Sexta, será el segundo gran fracaso televisivo después de la caída de Cuatro en manos de Telecinco. Y se consolidará el oligopolio. Como siempre.

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