El fútbol y la tele son así
Crítica de televisión mikel labastida
Mientras que la España futbolera se levantaba el pasado sábado apesadumbrada, en Telecinco amanecieron de buen humor y enviaron una nota que cualquiera hubiese tildado de bastante loca: «La Roja juega en Telecinco protagonizando el mejor debut mundialístico de España desde 1998», decían los responsables de comunicación de la cadena. ¿Qué clase de sustancia alucinógena habían tomado para definir lo de los cinco golitos como «el mejor debut»? Ninguna. Ellos se referían a la audiencia, que fue brutal, 11.260.000 millones de espectadores y un 68,5% de cuota de pantalla. Cada uno a lo suyo. La desgracia de algunos en ocasiones la rentabilizan otros. Forma parte del juego. De todos modos, no creo que en Mediaset estén precisamente exultantes con el resultado. Han pagado una pasta por los derechos de emisión de la competición y dicen que la venta de algunos partidos a una plataforma de pago no ha sido lo beneficiosa que presuponían. Solo falta además que España regrese a los tiempos en que no pasaba de cuartos. Si Vasile se quejó de lo poco rentable que le había salido el Mundial anterior, en el que la selección nacional salió victoriosa, no me quiero imaginar la cara que se le quedará con éste como los chicos de Del Bosque sigan con el mal pie con el que han empezado. Manu Carreño y compañía se esforzaban el viernes por ver su propia realidad. «Nos quedan seis partidos para ser campeones del mundo», aseguraban. Eso sí que es ser optimista. O querer animar al personal para que no desista y pase de la competición. El negocio manda. Mañana, no obstante, las cifras que logrará el partido serán de vértigo.
Las cadenas rivales tendrán el corazón dividido. El espíritu patrio les pedirá que animen para que La Roja gane, mientras que el empresarial les señalará que si la selección falla y las aspiraciones de triunfar se truncan quizá puedan rascar algunas décimas de audiencia en lo que queda de mes y al comienzo de julio. Si no, no hay nada que hacer. Tendrán que conformarse con tirar de reposiciones hasta que pase el chaparrón futbolero. El fútbol es así... ¿no? Pues la tele también.