Diario de León

María de la Piedad Pedrosa Blanco, empoderada y singular

La catedrática emérita de la Universidad de León ensalza la figura de la leonesa

Exposición Mujeres en Vanguardia en Sierra Pambley en 2017.

Exposición Mujeres en Vanguardia en Sierra Pambley en 2017.SECUNDINO PEREZ

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El cementerio de los libros olvidados fue durante muchos años para mí la Biblioteca Azcárate. Allí conocí los libros más interesantes, es un lugar retirado, culto, silencioso, donde realicé lecturas tranquilas y sosegadas, y, finalmente fue el lugar preferido donde estudiar los libros de mi carrera de maestra en los años setenta. La innata curiosidad me hizo pronto preguntarme por esa Biblioteca donde tanta horas pasé y por sus mentores. Nacía así mi admiración y estudio por la obra de Francisco Fernández Blanco de Sierra-Pambley que después de doce años de estudio sobre el tema culminaba con la presentación en Madrid de la Tesis Doctoral titulada: La Fundación Sierra-Pambley, una institución educativa leonesa (1995), que obtuvo la máxima calificación de sobresaliente, cum laude y premio Extraordinario de Doctorado. Una pléyade y colmena de personajes muy relevantes (Giner, Azcárate, Cossío, Don Paco, el Fundador, Pablo y Luis Azcárate, y muchos otros) discurren por las más de dos mil páginas escritas sobre el tema, de las que la publicación recoge 534. Entre tanto varón ilustre (no era época propicia para las mujeres), sobresale con rasgos definidos propios y tiene su propio sitio una gran mujer. La celebración del día de la mujer el 8 de Marzo puede ser una oportunidad para poner en valor y homenajear a la mujer más relevante de la Fundación Sierra-Pambley (1886) en su sede de la Escuela Industrial de Obreros de León, siendo la única directora mujer de un centro educativo de la Fundación. Su nombre era María de la Piedad Pedrosa, pero siempre fue conocida como María Pedrosa. Los datos que siguen son un resumen y síntesis de algunas páginas de mi libro sobre la Fundación Sierra-Pambley, una institución educativa leonesa.

María Pedrosa nació en León el 7 de Enero de 1900 y era hija de Mariano Pedrosa y Agustina Blanco. Ingresó a los 14 años en la Escuela Normal de León donde estudio Magisterio con un brillantísimo expediente consiguiendo beca y matrícula de honor en todos los cursos, terminando su carrera en 1920 y obteniendo el título con sobresaliente y título de honor. Ese mismo año realizó en Oviedo la oposición libre de magisterio obteniendo el cuarto lugar y siendo destinada a la escuela de Val de San Lorenzo donde pasó dos años y cuatro meses como propietaria de esa escuela antes de conseguir, también por oposición, la plaza de Maestra de la fundación Sierra-Pambley en la sección de niñas de la Escuela Industrial de Obreros de León en 1923.

La vacante en la sección de niñas de la Fundación se produjo por fallecimiento de la maestra anterior, Pilar Pascual del Ojo, lo que hizo que se produjese una avalancha de solicitudes para ese puesto aún sin haberse convocado la vacante. El Inspector pedagógico de la Fundación, el Catedrático de Madrid José de Caso convocó a esas primeras solicitantes para que “realizasen algunas prácticas que les permitan dar muestra de sus aptitudes y condiciones para la dirección y la enseñanza en una escuela de niñas”. La prueba consistía en impartir clase a las niñas durante una mañana y una tarde en su presencia, por lo que adjudicó a cada una de las solicitantes día y hora de la intervención; también se tenía en cuenta quien recomendaba a cada una y sus méritos, aunque estos temas no influían en la valoración del Inspector. La oposición comenzó el día 12 de Mayo y terminó en Junio, pues las candidatas eran veinte (puede verse la relación de las mismas en el libro citado arriba). En el desarrollo de la oposición Caso comentaba con Cossío que lo que más le interesaba de estas candidatas era la práctica y señaló a cinco de ellas como posibles y hasta sobresalientes, aunque demasiado influidas por la teoría por lo que entre ellas y el deseo del Patronato media “no poca distancia”, aunque cree que son materia dúctil y podrían acabar de formarse. Cossío le reiteró a Caso la primacía de la práctica y de estos ejercicios un segundo cribado dejó a dos finalistas por orden de prioridad: María Pedrosa y su hermana Carmen.

Al no conocerla el Patronato envió a León a Luis Azcárate, a la sazón secretario del Patronato y éste preguntó a un amigo suyo, Salustiano López Robles, referencias de María y la casualidad hizo que éste fuese un hermano del entonces novio y luego esposo de María, José López Robles con el que se casó en 1925, con lo que los informes fueron inmejorables. En Septiembre de 1923 Cossío, como Presidente del Patronato de la Fundación Sierra-Pambley, realizó el nombramiento provisional de María que sería definitivo si todo iba bien el 15 de Julio de 1924, con un sueldo de tres mil pts. anuales, con casa-habitación, seis horas de clase diarias y un mes y medio de vacaciones en verano. El nombramiento se le remitió al entonces Director de la Escuela Industrial de Obreros de León, Luis Villanueva.

María recibió la selección y el nombramiento con emoción y alegría y se trasladó a León desde el Val, donde puso por su cuenta a una sustituta en su plaza, pero una denuncia la obligó a volver a ella un tiempo, siendo sustituida en León por su hermana Emma, siempre bajo la supervisión de Caso y Luis Azcárate. La tramitación de la excedencia de María Pedrosa en el Val de San Lorenzo se complicó desde octubre de 1923 a febrero de 1924 debido a que necesitaba el Informe del Inspector y el nombramiento consiguiendo finalmente la excedencia en su escuela para pasar a la Fundación por R.O. de 12 de Febrero de 1924 y pasando inmediatamente a regentar la escuela de niñas de la FSP de León.

Llena de ilusión y en plena juventud fue formada y ayudada por José de Caso en sus nuevas tareas, formación que ella deseaba y aceptaba. Las impresiones de éste a Cossío como Presidente de la Fundación eran inmejorables, mostrando alta satisfacción con su labor en una carta de 9 de septiembre de 2023: “Se entiende admirablemente con las muchachas: la clase tiene un aspecto muy simpático. Sabe lo que hace, y no carece de arte para hacerlo. Sobre todo, es fácil de dirigir. Le han bastado poquísimas observaciones para abandonar la rutina. Progresa rápidamente: media hora de conversación sobre cualquier asunto le sirven para hacer una porción de clases interesantes”.

Se siguen unos fructíferos años en que la relación de María Pedrosa con los miembros del Patronato es inmejorable según las palabras y elogios que le prodigan: de excelente carácter, muy buenas cualidades pedagógicas y humanas, dotada de gran tacto y fiel a los principios institucionistas. El Patronato solo tuvo para María palabras de elogio y su colaboración con el Inspector José de Caso fue progresiva y fructífera. También tuvo excelente relación con el Director de la Escuela de León, Vicente Valls y Anglés, que fue compañero de su marido, ambos concejales del Ayuntamiento de León en 1931 hasta que en 1933 Valls dejó la ciudad.

María llevaba ya diez años en la Fundación y al quedar vacante la dirección de la Escuela de León, en su sección de niños, que era la que llevaba toda la gestión y pagos de las diferentes escuelas fundacionales (Villablino, Hospital, Villameca y Moreruela esta en Zamora) recibió una habilitación del Patronato para actuar como directora interina de las dos secciones: niños y niñas. Su primera actuación fue la convocatoria de los Premios Sierra-Pambley instituidos por el Patronato y la Comisión del homenaje al fundador en 1927 para premiar al mejor maestro de cada promoción, al que se le abonaban los derechos del título. La previsión era que el Director definitivo fuese Bautista R. Calleja profesor en Villablino, pero las circunstancias truncaron esa designación y se hizo Directora titular a María Pedrosa.

Como Directora, María se relacionó con frecuencia con Cándido Sanchez Cadenas, que presidía la Junta Provincial de Beneficencia y debía aprobar los presupuestos de gastos y demás cuestiones de la Fundación; las incidencias en ellas las comunicaba para su resolución a Luis Azcárate, Administrador de la Fundación, y a su hermano Pablo Azcárate que había sido el Secretario del Patronato y que entonces vivía en Suiza, desde donde ingresó en la ONU pasó en a ser el primer Alcalde de la Jerusalen Judía en 1948. También tenía relación con los Profesores de la Escuela Normal para los Premios Sierra Pambley a los mejores expedientes.

Otro aspecto muy destacado de la labor de María Pedrosa como Directora de la escuela de León fue la selección de los mejores alumnos para ser pensionados fuera en el Instituto, en la Escuela Normal, o en la Pericial de Comercio. Le agradaba mucho esa tarea que reconocía como una de las mejores cosas que hacía el Patronato. Solían ser alumnas y unas tres cada año a las que se abonaban los gastos de libros y título.

Su puesto desde la Dirección de la Escuela de León creció en importancia. De su gran labor como gestora y directora dan fe 84 cartas a Luis Azcárate en las que se muestra eficiente y eficaz con las tareas añadidas. Y la identificación con la obra fundacional y con Cossío es admirable. Le escribe en 1934: “Yo tengo en cuenta siempre, señor Cossío el amor que usted siente por estas escuelas. Yo me consagro de lleno a ellas cumplo lo mejor que sé y puedo. No en vano llevo tantos años dedicándome a esta labor tan agradable”.

Histórica foto de las niñas de la Escuela Sierra-Pambley de León el curso 1927-28 en la que aparecen en el centro Cossío, ya muy mayor, a su lado María Pedrosa, detrás de ambos el director entonces, Vicente Valla y Anglés; a la derecha de Valls y detrás de María, su hermana Tina Pedrosa, a los pies de María , de oscuro, María Fernández que también impartió clases en la Escuela Sierra-Pambley de León. (cortesía herederos de Pepe Gracia)

La dirección de María Pedrosa se extendió desde 1927 a 1936 y podemos afirmar que realizó desde exámenes de ingreso a las Memorias anuales, los presupuestos, los pagos a los maestros, la coordinación de la Biblioteca Azcárate y toda una serie de tareas que desde su cargo ayudaron grandemente las labores administrativas de la Fundación. Todo ello añadido a su trabajo como docente y la magnífica relación con las alumnas. En suma, que su gran dedicación hizo que la Escuela de León fuera una de las más codiciadas para ingresar en la misma y para cursar los estudios posteriores a la Primaria.

En los últimos años se unió también la Coordinación de la Granja Escuela Monte de San Isidro, en el lugar que ocupa el Hospital del mismo nombre erigido en el pago de una finca propiedad de la Fundación y cuya propiedad actual se disputa con la Diputación por no atenerse esa edificación a las claúsulas establecidas en el testamento de D. Paco Sierra.

La primera contrariedad de María Pedrosa en la fundación fue circunstancial y muy ajena a ella: la revolución de Octubre de 1934 en Asturias se extendió a Villablino, donde uno de los maestros de la Fundación, Bautista R. Calleja, fue detenido con su hermano Antonio que era presidente de la UGT de la zona. El Patronato guardó la plaza de Director a Calleja y lo nombró director de la Escuela de León en Abril de 1936 siendo el titular cuando la Comisión Gestora nombrada por el Régimen se hizo cargo de la Fundación y nombro un Nuevo Patronato el 28 de Agosto. Pero María fue la representante de la Fundación ante los nuevos poderes del Régimen.

Al ser cesada en la Fundación el 30 de Noviembre de 1936, María se retiró a su vivienda familiar en El Egido, en León con suesposo, José López Robles, y con su hija Ana María López Pedrosa aquejada de graves problemas físicos. Las causas del cese eran ilegales, iguales para ella y para Constantino Álvarez, maestro en Villablino, y juntos hicieron un pliego de descargo que el Ministerio de Educación consideró justo y pedía que se repusieran a ambos en sus cargos en 1940, pero la Comisión Gestora se negó a la readmisión alegando que había recibido indemnización. Lamentablemente esta inhabilitación marcó su vida y no pudo volver a ejercer. Por ello es de justicia reconocer la gran labor de María Pedrosa en la Fundación Sierra-Pambley y que puede resumirse en la programación de excursiones con el resto de las escuelas lugares como San Miguel de Escalada, San Emiliano, o Puerto de Ventana; la eliminación de las notas numéricas; la gran labor con las alumnas pensionadas; pagos a las viudas de maestros de la Fundación, presentación anual de los presupuestos ante la Junta de beneficencia, compra y actualización de libros para la biblioteca Azcárate y relaciones institucionales beneficiosas con otros centros docentes de la capital.

María fue una magnífica profesional, gran persona, leal y atractiva en su trabajo y en su trato personal desarrollado en una época social difícil para las mujeres, con lo que su logro es más meritorio. Por eso es pertinente mantener viva su memoria, admirar su saber hacer y reconocer que el tiempo y las desgraciadas circunstancias cayeron inexorables sobre esta gran maestra, gran persona y admirable directora. Quiero con estas líneas en el 8 de Marzo rendir homenaje a esta gran mujer que tanto hizo y trabajó por la educación en León.

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