Más de 25 años de paz

EL PRÓXIMO día diez de septiembre se acaba con una ingratitud histórica y se cumple el deseo de uno de los prohombres de la vida política española. Se trata además de un acto que supone la superación de las mezquindades de las dos Españas. Comienza cuando se acaba con la ruindad y la indignidad que supuso tras la guerra la declaración como «Hijo Indigno de la Ciudad», restituyéndole el que siempre le había correspondido. En el año 2002 se le reintegró al conjunto de hombres ilustres de León. El presidente del Gobierno de la II República, Félix Gordón Ordás, llegó a León hace algo más de un año. No fue cuando él quiso ni como le habría gustado. Quiso llegar al mismo tiempo que la libertad, pero la muerte le rondó demasiado pronto y la agonía de Franco duró casi cuarenta años. «¡Amo tanto a nuestro León y sufro tan intensamente con la triste añoranza de su cielo y su suelo! Pero también amo con pasión a toda la patria». Estas palabras -enviadas por Gordón Ordás a Miguel Cordero del Campillo- muestran el amor del veterinario por su ciudad. El Panteón de los Hombres Ilustres -recién rehabilitado- acogerá el próximo viernes las cenizas del exiliado. Se trata de la primera persona que será resguardada en este lugar, que fue ya en 1932 fue adquirido por el Ayuntamiento para este fin. Se trata de una buena noticia por una razón. Ya nadie tiene que esperar a que su voluntad se incinere para poder regresar. Félix Gordón Ordás llega a España después de que sus ciudadanos lleven -esta vez si- más de veinte años de paz.