Diario de León

LIGA DE CAMPEONES. LOS BÁVAROS SE SACAN LA ESPINA DE LA COPA DEL AÑO PASADO

Quinta corona para el Bayern

Robben, en el minuto 89, sella el título de ‘rey’ de Europa frente a un Dortmund que pagó caros sus errores en defensa.

Jugadores y cuerpo técnico del Bayern celebran el triunfo en una final en la que el español Javi Martínez también fue protagonista.

Jugadores y cuerpo técnico del Bayern celebran el triunfo en una final en la que el español Javi Martínez también fue protagonista.

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Ignacio Tylko | LOndres
León

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Robben ya no pasará a la historia por perder finales y errar goles cantados en mano a mano contra los porteros como aquel que encumbró a Casillas. Faltaban apenas dos minutos para la prórroga y Weidenfeller se había convertido en un muro infranqueable para los bávaros. Pero esta vez el extremo holandés no falló. Ribery bajó con maestría un pelotazo de Boateng y Arjen la cruzó con sutileza para dar al Bayern su quinta Copa de Europa (1-2).

Justicia poética para un jugador con fama de perdedor y un club que había perdido dos finales en los últimos taños y sufría una especie de gafe con la ‘orejona’. La experiencia explica que mucho ojo con esas finales en las que un equipo es tan favorito como lo era el Bayern. Suele ocurrir que el gran candidato comparece mermado por esa obligación a ganar que nubla la mente y agarrota los músculos. Y la víctima sale dispuesta a dirimir la batalla de su vida. Menos tensión, más ánimo, orgullo por doquier y enorme ilusión. Nada que perder y mucho que ganar, como reza el tópico, uno más de los que trufan el mundo del fútbol. Durante la primera media hora, solo hubo un equipo en Wembley. El Dortmund minimizó al Bayern en el arranque. Le tendió emboscadas cuando los bávaros tenían el balón, les robó la cartera y salió con esa rapidez que ya sufrió el Real Madrid.

Pero no se adelantó y ahí comenzó a perderlo todo. Se mantuvo en pie el bloque de Heynckes porque Neuer. Sobre todo, sacó un pie al más puro estilo de balonmano para desviar un disparo a bocajarro del polaco ‘Kuba’. Lewandowski. No estaba Götze pero Gündogan apareció por todas partes. Más allá de Neuer y del buen trabajo defensivo de Javi Martínez no ha había noticias de los muniqueses en Wembley en ese inicio.

Pero sus incondicionales se aferraban al poderío de sus jugadores, a su descomunal pegada y al perdón de los renanos en las primeras ocasiones. No necesitan los ‘rojos’ engarzar mucho fútbol para generar peligro. Bien lo sabe el portero Weindenfeller, héroe antes del descanso. Desvió lo justo para que un cabezazo de Mandzukic se marchase tras rozar el larguero. Y abortó dos internadas de Robben

Dos veces se plantó solo Arjen, que le estrelló el balón hasta en el rostro. Hummels erraba y, una vez más, el Dortmund dejaba la sensación de que ataca mejor que defiende. El 0-0 era casi un milagro en el descanso.

Mejor tras el descanso

El Bayern salió mejor de los vestuarios y se adelantó pronto. Ribery se inventó un pase magistral entre tres jugadores a Robben, el extremo dio el pase de la muerte y el croata Mandzukic marcó a placer. Tuvo fortuna porque el portero tocó lo justo para que no pudiera despejar el defensa. La final se decantaba hacia el lado bávaro. Pero el brasileño Dante no supo medir y cometió un penalti tan claro como absurdo. Y Gündogan no falló. El duelo estaba roto.

Ideal para Müller, un enganche sobresaliente porque toca, llega y define. Le regaló un gol a Robben pero salvó Subotic, más contundente. Alaba probaba los puños de Weindenfeller, pasaban los minutos y la final se endurecía. Todos miraban a la prórroga hasta que Robben se desquitó. Y lloró. La ‘Oktoberfest’ se adelanta en Múnich. Heynckes se despide con grandeza, con su segunda Champions, y Guardiola asume un relevo difícil.

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