Triunfo con poco brillo

Con la mente puesta en el trascendental derbi europeo en el Bernabéu, donde se jugará el miércoles la temporada aunque mantenga opciones en la Liga, el Real Madrid se impuso sin brillo y con dejadez al Málaga (3-1), para sumar tres puntos más en su intento de cazar al Barça, aunque deberá esperar al menos otra jornada, a falta de seis para que termine el campeonato.

Con menos sacrificio y concentración que la que deberá mostrar ante el Atlético, con un tanto de Sergio Ramos en posición dudosa, un golazo de James y otro de última hora de Cristiano, cumplió su objetivo frente al Málaga, pero el equipo blanco no sólo generó mucha intranquilidad por su juego y por su fragilidad defensiva, sino que perdió para la Champions a Gareth Bale, víctima de una lesión muscular cuando sólo se llevaban tres minutos de un partido en el que el Real Madrid careció de continuidad y no dejó de sufrir ante un rival que, salvo en el gol que recortó diferencias y puso en alerta al Bernabéu, careció de pegada.

También, pese a los tres goles, le faltó más ‘punch’ al aspirante al título, en un duelo en el que la lesión en el gemelo izquierdo de Bale trastocó los planes de Carlo Ancelotti y de un conjunto local que al comienzo de la segunda parte también se quedó sin Modric.

La lesión del croata, con un esguince de rodilla que puede dejarle mes y medio fuera de los terrenos de juego, provoca aún mayor preocupación en el madridismo, ya que el centrocampista balcánico, que se tuvo que retirar tras recibir un golpe, sí que ha demostrado ser realmente fundamental en este inestable equipo que padece ante rivales que defienden con orden y sigue permitiendo demasiadas llegadas del rival. Con el despliegue, la clase y la claridad de ideas de Modric, el Madrid, aunque sigue generando dudas, es muy distinto al de principios de año, y también con James, otro futbolista incansable y repleto de talento que ante el Málaga firmó otro gol espectacular al culminar una gran jugada protagonizada de principio a fin por el colombiano. El encuentro, que se presumía cómodo pero casi es un suplicio para los blancos, le salió caro al Real Madrid, porque Bale no podrá jugar contra el Atlético y cruza los dedos para que Modric llegue a tiempo y en buenas condiciones para el miércoles, aunque el hecho de que el croata se retirase por su propio pie hace albergar esperanzas a Ancelotti y los suyos.

También el choque, en el que el Madrid, con un 4-2-2 por la baja de Benzema -sustituido por el activo Chicharito-, actuó con demasiada relajación y jugó con fuego frente al Málaga, volvió a marcar a Casillas en el gol de Juanmi. E incluso Cristiano falló un penalti, lanzando el balón al poste, poco antes de que James levantase a una afición ya acostumbrada a entrar en estado cercano al adormecimiento cuando a los suyos les falta energía y se dejan llevar.

Suerte para el Madrid que la defensa del Málaga dejó solo a Sergio Ramos tras una falta lateral lanzada por Cristiano y rematada por el central sevillano al límite del fuera de juego. En posición ilegal o no, el gol subió al marcador y así, con polémica, el Madrid pudo abrir el camino hacia un triunfo excesivamente sufrido, en el que a los blancos también les faltó actitud, intensidad defensiva, movilidad ofensiva, y control, para haber cerrado el choque antes de que lo hiciese Cristiano en el descuento y el Bernabéu pudiese por fin respirar. Y sobre todo respiró Ancelotti, siempre inquieto con el comportamiento y las facilidades dadas por sus jugadores, tanto frente a las contras del Málaga, como cuando el conjunto andaluz decidió en la recta final ser aún más valiente, dominar y lanzarse sin miramientos a por el empate.