Diario de León

FÚTBOL

España no está para homenajes

La nueva selección de Iñaki Sáez no pudo pasar del empate frente a Hungría, una selección muy inferior en calidad al equipo español que sin embargo se aprovechó de un grave despiste defensivo para no ser derrotada en Budapest. La etapa de

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Guillermo Ibáñez - BUDAPEST.
León

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Lo mejor de España en Budapest fue la actuación de Joaquín, que está en un gran momento de forma, dio el pase de gol a Tamudo, y tuvo en su zurda la posibilidad de lograr el gol del triunfo. El resultado es lo menos importante en un primer amistoso en el que Sáez aprovechó para probar a todos sus convocados, aunque debe servir al seleccionador para tener claro qué jugadores son imprescindibles en esta selección, como es el caso de Joaquín. Decepcionó España en la primera mitad, pero no por el hecho de no lograr un gol ante un rival que en ese periodo fue ultradefensivo, sino porque su ritmo fue enormemente cansino y fue un equipo sin profundidad ni agresividad. El mejor de ese primer tiempo fue el joven Raúl Bravo, el eterno suplente de Roberto Carlos en el Real Madrid, que tuvo muchas ganas y quiso demostrar que tiene un puesto en el once de esta selección. España sólo tuvo cuatro oportunidades de gol en el primer tiempo, pero en una de ellas participó Bravo, que se mostró atrevido y rápido (al contrario que sus compañeros), y a los 23 minutos le dio un pase a Morientes que el delantero extremeño estrelló en Gyepes. Incluso Bravo fue objeto de un penalti absurdo al filo del descanso, cuando el propio Gyepes le propinó un codazo tras una internada en el área del lateral blanco. Sáez no pudo quedar satisfecho con esa aburrida primera parte de la selección, que aunque llevó el control del partido, estuvo muy lenta y también tuvo muchas pérdidas de balón. Raúl, como es habitual en él, estuvo muy participativo, pero siempre muy vigilado -en ocasiones por dos o tres rivales-, y España no abrió apenas el juego por las bandas. Mendieta sólo se fue en una ocasión por la derecha, y Vicente se mostró muy individualista. En el centro del campo, Xavi y Orbaiz tampoco tuvieron posibilidad de brillar frente a una Hungría que esperaba atrás, y España se atascó ante un rival temeroso que renunció a jugar en ese periodo. Sin embargo, Hungría dio un susto a España a la media hora, cuando a balón parado, tras un saque de falta, Gera cabeceó y rozó el palo. Hungría no habría merecido ese gol, pero un tanto quizás habría provocado la reacción de una selección española que aparte de enlazar escasas jugadas, insistió por el centro. Por fin se animó España tras el descanso con los cambios, y sobre todo, con la entrada de Joaquín, que sólo tres minutos después de disparar y obligar al meta a emplearse, desbordó a Dragoner y la puso en el área para que Tamudo picase de cabeza. Entre esas dos acciones de Joaquín, el portero húngaro le hizo un paradón a Vicente, que también se contagió durante un tiempo del nuevo ritmo y velocidad impuesta por los nuevos compañeros que saltaron al campo. Después lo harían los dos únicos que faltaban, Aranzabal y Sergio, que actuó más adelantado que Orbaiz, con Valerón como media punta, aunque no sirvió para tener mucha más llegada.

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