Diario de León

BALONMANO | LIGA ASOBAL

El Ademar pone fin a su mala racha y Cadenas respira (34-31)

Los leoneses completaron un buen final de partido para sumar dos puntos balsámicos

Un momento del partido. P. R. B.

Un momento del partido. P. R. B.

León

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Triunfo sanador del Abanca Ademar (34-31) frente al BM Sinfín después de una semana convulsa —con la directiva abriendo la puerta a la destitución de Manolo Cadenas si no se reconduce la situación— y un inicio de segunda vuelta alarmante de los leoneses. No hubo una gran mejoría en el juego de los ademaristas, caminando siempre en el alambre, pero al menos el equipo sacó la casta necesaria en el tramo decisivo para amarrar dos puntos que calman el ambiente y dan crédito al técnico de Valdevimbre hasta que pase la Copa Asobal el próximo 19 de marzo.

No era fácil entrar a un partido donde pese a jugar en casa te sientes visitante —tremendo y envidiable lo de la afición del Sinfín, que tomó el Palacio de Deportes y lo hizo suyo—. Tampoco la semana de dudas sobre la continuidad de Manolo Cadenas ayudó. Había una calma tensa en el ambiente. Sin embargo el Ademar se fue entonando poco a poco sin grandes alardes en su puesta en escena, pero sí al menos intensos. Enfrente se encontraba el mejor conjunto de la segunda vuelta junto al Barcelona con cuatro triunfos consecutivos.

Intercambio de golpes y de estilos en los primeros minutos (7-7, minuto 11) con un Abanca Ademar siempre débil en defensa que aguantaba el tipo arriba gracias, sobre todo, a Antonio Martínez y un BM Sinfín bien plantado y muy correoso en la retaguardia. El extremo leonés puso la primera máxima del duelo con un siete metros y una contra tras recuperación que alentó a los locales (11-8). Los cántabros reaccionaron enseguida gracias a un Ion que desde el principio se convirtió en un dolor de muelas para Milos y Santista. El pivote de Sinfín colocó el 12-11 obligando a Cadenas a pedir tiempo muerto (minuto 19). Primera pájara importante del cuadro leonés, atascado en el estático. La segunda unidad marista baja mucho el nivel y con Juan Castro a medio gas no es suficiente (13-13, minuto 24). Saeid tampoco estaba siendo determinante bajo palos y Panos salió a pista, aunque esta vez el griego no fue el de Anaitasuna. 

La gran defensa de Sinfín equilibró la contienda antes del descanso (16-16). Se veía venir, porque una vez más Ademar se desconectaba después de abrir brecha. Tocaba rearmarse para un segundo acto capital donde el físico —y los pequeños detalles— iban a decantar la balanza. Hasta ese momento el Ademar no dio síntomas de mejoría con respecto a encuentros anteriores.

Irregulares Milos y Boskos

Qué de problemas tiene este Ademar cuando el contrario defiende con seriedad. Boskos se precipitó con un lanzamiento, David no asume responsabilidad, Casqueiro perdonó ante el portero cuando se cantaba gol y solo Antonio andaba fino junto al capitán. Todo esto en siete minutos en los que los de Garabaya dieron un paso al frente. Era tal la igualdad que de nuevo la batalla iba a dirimir su vencedor por pequeñas decisiones (21-21, minuto 40).

Empezaba el Ademar a dejarse ir, a fallar ocasiones y a no defender con máximo compromiso. Sinfín se puso dos arriba, aunque David y Virbauskas lo neutralizaron. Otra vez a empezar de cero. Dos muy buenas acciones defensivas del Ademar propiciaron el 28-26 en el luminoso aprovechando que Sinfín jugaba con uno menos. Ahora sí se vio una mejor versión atrás de los de Cadenas (minuto 49). 

Jozinovic, desaparecido en combate, fue excluido en el 50 y David Fernández colocaba de nuevo a los suyos dos arriba. Había que aprovechar esos dos minutos y el de Pucela hizo al fin lo que sabe; asumir galones y dar ese salto de calidad tan importante en cualquier equipo (30-27, minuto 53).

Final de infarto

Sinfín debía quemar sus naves. Quedaba tiempo para hacerlo. Cadenas paró entonces el partido para dar aire a sus jugadores y preparar un ataque que no hizo bueno Deividas, muy desacertado en el tiro. Luego, una pérdida incomprensible de David Fernández provocó el 31-31 a tres para el final. 

Nervios a flor de piel. Santista recuperó un balón capital y Antonio no falló arriba para amarrar una victoria balsámica, necesaria y sanadora que pone fin, por ahora, a una crisis que está abriendo demasiadas heridas internas (34-31).

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