Los técnicos siempre cuestionaron la viabilidad de la aerolínea

Técnicos de la Subdirección General de Inspección de Aviación Civil abrieron los primeros expedientes a la compañía Air Madrid desde el momento mismo en que comenzaron a operar sus rutas, en mayo del 2004, según ha podido saber Diario de León en fuentes de la Inspección. Los técnicos constataron la inexperiencia de los gestores de la compañía en el sector al tener que rechazar sistemáticamente los documentos que aportaban para obtener las correspondientes licencias de operación. Uno de los informes firmados por dichos técnicos negaba a la aerolínea la posibilidad de que sus aeronaves volaran sobre el mar, es decir, que abrieran rutas con Iberoamérica «por derecho», como pretendían los gestores de Air Madrid. La razón no era otra que la falta de confianza que inspiraban las condiciones en que la compañía pretendía operar sus rutas trasatlánticas, impropias de una empresa que irrumpía ex novo en un sector tan complejo. La Subdirección General de Inspección, dirigida por Luis Rodríguez, no consideró relevantes los informes técnicos, por lo que Air Madrid recibió el visto bueno de Fomento para que siguiera con la comercialización de sus rutas e iniciara una política de expan-sión desbordante. A finales de mayo del 2006, tras un grave incidente en un vuelo Madrid-Quito, se reclamó la presencia de inspectores de Aviación Civil en la capital ecuatoriana, que elaboraron un informe extremadamente negativo referido a las condiciones de mantenimiento del aparato. Los técnicos de la subdirección general de la Inspección no dependen orgánicamente de la subdirectora General de Explotación, María Eugenia Llorens, que -como han recogido diferentes diarios en los últimos días- mantiene una relación sentimental estable con el directivo de Air Madrid Pablo Morera.