Breivik solo se disculpa ante las víctimas "sin filiación política"

El ultraderechista Anders Behring Breivik, juzgado por el asesinato de 77 personas en Noruega el pasado 22 de julio, se ha disculpado este lunes ante los familiares de una de las víctimas de los atentados y de los heridos "sin filiación política". El acusado, que afronta su segunda semana de juicio, mató a ocho personas con un coche bomba en el centro de Oslo y, horas después, abrió fuego contra los jóvenes del Partido Laborista que celebraban una convención en la isla de Utoya.

Breivik se refirió en concreto a un peatón que resultó muerto en el atentado en la capital porque, al no tener relación ni con partidos políticos ni con ministerios, no formaba parte de los "objetivos legítimos". "Quiero enviarles una gran disculpa y lamentar lo ocurrido. El objetivo no es atacar a civiles inocentes como eran estos", ha dicho en en el último día de su declaración en el juicio que contra él se sigue en el tribunal de Oslo.

El fiscal Svein Holden le ha preguntado luego si quería presentar una disculpa similar al resto de familiares de las víctimas de los atentados, pero Breivik ha respondido con un escueto "no" y ha reiterado que al menos 44 de los 69 muertos en la masacre de la isla de Utoya tenían "puestos de responsabilidad" en las Juventudes Laboristas. El extremista noruego sabía que entre las cerca de 600 personas que asistían al campamento en Utoya --un "campo de adoctrinamiento", según sus palabras-- había voluntarios de la oenegé Ayuda Noruega al Refugiado, que considera "parte del lobi por el asilo político que trabaja para que Noruega acoja el mayor número posible de refugiados".

Una "pequeña barbarie"

Breivik ha reiterado que es consciente del "sufrimiento" que ha causado a los familiares, pero ha señalado que el ataque fue "una pequeña barbarie para impedir otra barbarie mayor", la destrucción de la cultura y del pueblo noruego a manos de los defensores del "multiculturalismo". El ultraderechista noruego ha añadido que él también ha sacrificado "todo", familia y amigos incluidos, aunque él sí tenía elección.

La clave del juicio está en determinar si Breivik es un enfermo mental, lo que le llevaría al ingreso de por vida en un psiquiátrico, o era responsable de sus actos, lo que le conduciría a la prisión durante 21 años.