El Gobierno decidirá en 48 horas si envía tropas españolas al conflicto

El Gobierno, según aseguraron diferentes portavoces, mantiene su apuesta por votar la nueva resolución con el ultimátum, pero existe disposición a ser «flexibles» sin «desvirtuar la esencia» de la propuesta. Ninguna fuente gubernamental quiere hablar de participación de España en la guerra, pero al mismo tiempo se asegura que «sabremos estar a la altura». Aznar, de todos modos, dio varias pistas sobre la posición que adoptará España durante una imprevista participación en un acto con jóvenes del PP sobre el conflicto con Irak. Empezó por afirmar que Sadam Husein es «un tirano de la misma especie que Hitler, Stalin, Pol Pot y Milosevic», a los que sólo frenó el uso de la fuerza. Recriminó a continuación a los países del Consejo de Seguridad que prefieren no hacer «nada» contra el régimen iraquí, una pasividad que no obedece a razones de tipo «moral o legal» sino de otra índole, que no precisó. El presidente del Gobierno elevó el tono para sostener que ante esta situación «no es mejor moral ni políticamente mirar a otro lado», es el momento, añadió, de tener «coraje y determinación» a pesar de que siempre es «más cómodo no hacer nada, ponerse del lado del viento». Y puso el broche a su alocución con un deseo: «Espero que dentro de muy poco el pueblo iraquí pueda ver la libertad y ojalá los españoles podamos decir que fuimos capaces de asumir serenamente, tranquilamente nuestras responsabilidades». Entre la concurrencia se extendió la sensación de que el conflicto bélico es inevitable y que España no se quedará al margen. Entretanto, el nerviosismo ante la gravedad y lo tenso de la situación empieza a pasar factura en las filas gubernamentales. El vicepresidente primero, tras la reunión del Consejo de Ministros, desmintió al secretario de Estado de Asuntos Exteriores, quien dio por segura la participación de España en una coalición militar internacional contra Irak aun sin el respaldo del Consejo de Seguridad. «Sintiéndolo mucho», dijo Rajoy, «no puedo confirmar» la implicación militar porque «no está decidido» el tipo de participación. Es la segunda vez en quince días que un miembro del Gobierno corrige a otro a propósito de la participación militar de España en un ataque a Irak. Ramón Gil Casares, número dos de Exteriores y durante seis años el principal asesor de Aznar en política internacional, afirmó que, «llegado el caso, España estará donde lleva estando desde hace tiempo», es decir «en esa coalición internacional». Ayer, el punto más colorido de la jornada fue proporcionado por la Cadena Ser, que divulgó tres telegramas que el embajador español ante la ONU, Inocencio Arias, había mandado al Ministerio de Asuntos Exteriores para informar acerca de sus gestiones de cara a lograr que se apruebe la segunda resolución contra Irak. Los telegramas no revelaban nada que no se supiera de antemano, es decir, que España respalda plenamente la postura estadounidense y la defiende con uñas y dientes frente a los demás socios del Consejo de Seguridad, incluso a veces con más ahínco que EE. UU.. Si acaso hay algún comentario que pudiera no gustar es el referente a los embajadores mexicano y chileno, a los que Arias califica de «más anti (contrarios a la resolución) que sus gobiernos». La misión de España ante la ONU restó importancia a estos papeles y dijo que su difusión se debía a una filtración por parte de algún funcionario de Exteriores que estuviera descontento.