Diario de León

Los asaltantes utilizaron cohetes, obuses y armas automáticas desde varios vehículos

Un ataque de la guerrilla iraquí a puestos policiales deja 27 muertos El abogado del «talibán» español demandará a EE.UU. por su detención

Medio centenar de hombres armados rodearon los centros oficiales de Faluya e iniciaron el ataque

El abogado Javier Nart, junto a la madre del preso, en la rueda de prensa

El abogado Javier Nart, junto a la madre del preso, en la rueda de prensa

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José Seage F. Pastor - faluya madrid
León

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Veintisiete personas murieron y más de treinta fueron heridas en el ataque ayer de grupos insurgentes contra un recinto oficial de Faluya que se convirtió en el escenario de la primera batalla campal entre iraquíes que se registra en la posguerra. Según testigos, medio centenar de hombres armados y a bordo de vehículos rodearon ayer por la mañana el área, y en una perfecta operación militar dieron un golpe de mano en el que además de sembrar el terror y la muerte consiguieron liberar a más de veinte presos que cumplían penas por varios delitos. La comisaría de policía, la sede del Cuerpo de Defensa Civil, el ayuntamiento y varios departamentos ministeriales enclavados en el recinto -situado en el centro de la ciudad-, sufrieron a continuación un intenso fuego de mortero y de armas automáticas, y desde tres frentes, por parte de los atacantes. Un cuarto de hora después, el lugar quedaba sembrado de cadáveres y los cuerpos de los heridos, mientras que los presidiarios que permanecían encarcelados en la dependencia policial aprovechaban la ocasión para darse a la fuga. «Rompieron los candados después de llegar hasta el calabozo», explicó el agente Alí Fadel, quien precisó que los insurgentes entraron en cada estancia de la comisaria disparando a quemarropa. «Comenzaron a tirotear desde los coches mientras les rodeaban» fue el relato de otro testigo, Brahim Fahd, empleado de la delegación del ministerio de educación, colindante con la comisaría y en cuya fachada se podían ver los impactos de varias granadas. «Se taparon la cara con las »kufiyas« (tradicional pañuelo árabe) y se atrincheraron detrás del muro de la escuela», prosigue Fahd señalando al patio del colegio Al Quds, en la esquina de enfrente. Su compañero, Faj Hasan, de 76 años, asegura que no le dio tiempo a reaccionar. «Enseguida escuchamos el estruendo de granadas. Los atacantes utilizaron en la segunda andanada varios morteros y lanzagranadas para abrir una brecha por la que entrar en el cuartel», recuerda. Según declaró el subdirector del hospital de la ciudad, Adel Hamdán, quince policías, cinco civiles y tres desconocidos, que presumiblemente eran miembros de la resistencia, murieron en la refriega o en el hospital, donde anoche el estado de al menos tres de los heridos era critico. Varios vehículos norteamericanos entraron en Faluya tras el incidente, aunque poco pudieron hacer por ayudar a las fuerzas iraquíes. Javier Nart, el abogado defensor de Hamed Abderahman Hmido , el ciudadano español recién repatriado desde la base norteamericana de Guantánamo, señaló este sábado que pedirá responsabilidades a las autoridades y funcionarios de Estados Unidos implicados en el caso por haber realizado una «detención arbitraria» contraria a los derechos humanos más básicos. El letrado prefirió ser «prudente» y no revelar por el momento sobre quien irá dirigida su demanda, pero aseguró que existen tribunales «muy cercanos» que deben atenderla, porque se han violado las libertades fundamentales y los derechos de un español, en un lugar en el que se sabe que existen cientos de presos más en la misma situación. Por lo pronto, Nart no quiso relacionar esa reclamación internacional con el Gobierno español, pero criticó con dureza los dos años de ignorancia de un caso como este, que sólo se ha solventado desde que el juez Baltasar Garzón solicitara la extradición del preso a EE.UU. el pasado 24 de diciembre, porque si no, se vulneraba el acuerdo bilateral entre España y ese país, en un momento en que las relaciones entre ambos son muy buenas. Acusar de alguna responsabilidad al Gobierno español «será difícil de demostrar», señalaron fuentes jurídicas, pero el abogado cuenta con la resolución el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU que califica de «arbitraria» la detención de Hamed Abderrahamn. Se cuenta, además, con la posibilidad de demandar a los funcionarios norteamericanos que detuvieron y retuvieron al preso con sus propias leyes y en sus tribunales, casos sobre los que sí existen precedentes en aquel país. En el caso español, recordó que el propio juez Garzón señalaba en el auto que dictó el pasado viernes para el internamiento del repatriado, que la detención que había sufrido en Guantánamo quebrantaba los más elementales derechos del ordenamiento jurídico internacional, la Constitución y la legislación española. «Quiero ser prudente -señaló Nart- pero habrá personas que den con sus ilustres huesos ante un juzgado». Los familiares del detenido se mostraron especialmente felices por la posibilidad que el juez Garzón les había ofrecido el día anterior de ver a Hamed después de los dos años de infierno que ha pasado y cuando pensaban que no iban a volver a verlo. «Pude abrazarlo, eso fue lo importante», señalaban los allegados del preso tras el encuentro con los medios.

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