Diario de León

Recoletos abre el nuevo modelo que Abanca exportará a todas sus sedes

La entidad inaugura sede como «laboratorio» de la banca del futuro.

Un robot hace un ‘selfie’ al vicepresidente y al consejero delegado de Abanca (derecha). RAQUEL P. VIECO

Un robot hace un ‘selfie’ al vicepresidente y al consejero delegado de Abanca (derecha). RAQUEL P. VIECO

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maría j. muñiz | león

La nueva Abanca se presenta como sencilla y abierta, eficiente y sostenible, tecnológica y digital. La sede que la entidad inauguró ayer en Madrid es una declaración de intenciones del rumbo que pretende tomar en su gestión, y sobre todo en su forma de relacionarse con los clientes. Un histórico palacete reconvertido en la esencia de la filosofía de lo que Abanca se ha propuesto ser. Entre otras cosas, un laboratorio de pruebas del cambio de modelo de trabajo; y con él, de una nueva concepción de la banca.

La remodelación del edificio singular que a finales del siglo XIX ocupó el empresario y filántropo gallego Ramón Pla Monje acoge la nueva sede corporativa de Abanca en Madrid, en el paseo de Recoletos. Que pretende ser un emblema de una nueva forma de trabajar, que apuesta por la transformación digital, la agilidad y la flexibilidad. «Hemos querido plasmar en este edificio nuestro proyecto, nuestra manera de hacer las cosas y de relacionarnos con nuestros clientes a través de un concepto sencillo que entendemos que nos define: abiertos. Abierto es el espacio de esta sede, como lo es nuestra orientación al cliente, al futuro, la digitalización, la eficiencia, la modernización y la especialización». Así presentaba ayer en Madrid no sólo la sede, sino el proceso de transformación de la entidad financiera, su vicepresidente, Juan Carlos Escotet.

El edificio (3.700 metros cuadrados repartidos en cinco plantas, bajo, sótanos y garajes) es un gran y blanco espacio abierto, que alberga oficina comercial, centro de negocios, área de mercados de capital,... Los espacios para empleados, entre las plantas primera y cuarta, son el fruto de un concepto arquitectónico en el que priman los espacios abiertos y funcionales. No tiene despachos, potencia un cambio sustancial en la forma de trabajar que apuesta por la flexibilidad y los espacios colaborativos. Lo que se traduce en la agilidad a la hora de tomar decisiones. Todo con una apuesta por la digitalización en la que empleados y clientes tengan todas las herramientas disponibles para resolver sus necesidades.

El edificio está concebido con una arquitectura interior de espacios abiertos y funcionales, en la que rigen criterios de eficiencia y sostenibilidad medioambiental. Cada empleado puede elegir en cada momento su lugar de trabajo, contando con recursos tecnológicos innovadores y permanentemente conectado por dispositivos móviles.

De hecho, la sede de Recoletos es para Abanca «un laboratorio de pruebas de las prácticas de capital humano que están transformando nuestro modelo de trabajo. Perseguimos una forma de trabajar ágil, colaborativa, flexible, eficiente y empática». Según el resumen de la filosofía de la entidad que ayer realizó su consejero delegado Francisco Botas.

La sede presentada ayer «quiere promover en la entidad un cambio sustancial en la forma de trabajar, a través de entornos que favorecen la flexibilidad, los entornos más colaboratios y ágiles en la toma de decisiones». Una transformación que Abanca pretende «que se extienda progresivamente al resto de las sedes del banco».

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