Diario de León

Arrieta determina cuándo y cómo llegó a Triana y Raquel el arma que usó Montserrat

El Supremo elige al magistrado que instruyó la desaparición del Nani para dilucidar hoy los recursos por el crimen de Isabel Carrasco.

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miguel ángel zamora | león

Fue en septiembre de 1997. En pleno juicio del célebre caso Filesa, el que había sido anterior presidente del Gobierno, Felipe González, se presentó en el Tribunal Supremo para declarar sobre su vinculación con el asunto, relacionado con la corrupción. Acudió a recibirle en la puerta principal Andrés Martínez Arrieta, encargado por la sala de gobierno para la ocasión, que salió a darle la bienvenida y a acompañarlo por las dependencias del Alto Tribunal. El gesto fue objeto de numerosas críticas. Javier Gómez de Liaño, entonces magistrado de la Audiencia Nacional, lo resumió con contundencia: «La gente se fija en los detalles y cuando haya visto eso en la televisión habrá pensado que la justicia es genuflexa, lacaya y servil».

Aquel magistrado llegó al Tribunal Supremo al año siguiente. Con 43 años en 1998, se convirtió en el más joven integrante de cuantos accedieron al primer Consejo General del Poder Judicial. Hoy tiene 61 y será el ponente de la sentencia que determinará el futuro de Montserrat González, Triana Martínez y Raquel Gago. La vista se celebra a las 10.45 horas, sin la presencia de las acusadas. El fundamento de la cuestión radica en saber si el arma que acabó con la vida de Carrasco llegó a Triana entregada por su madre en el pasadizo de la calle Colón (versión del fiscal) o la hija lo recogió del suelo de un garaje donde lo había arrojado la madre (versión de su defensa). Con las mismas, el magistrado determinará si cree probado que Gago sabía que Triana le había metido en el coche el revólver con su aquiescencia o si considera que lo encontró repentinamente al día siguiente del asesinato, ajena a los planes.

Nacido el 13 de abril de 1955 en Logroño (La Rioja), Arrieta se licenció en Derecho en 1977 por la Universidad Complutense. Ingresó en la carrera judicial en 1978 por oposición y obtuvo su primer destino en Azpeitia (Guipúzcoa) en 1980. Hasta el año 1983 sirvió en Primera Instancia e Instrucción de Lerma (Burgos), en 1984 en Móstoles, en 1986 en Instrucción 11 de Madrid y hasta 1988 presidió la sección séptima de la Audiencia Provincial de Madrid. Tras ingresar en el Tribunal Supremo como asesor técnico, desde 1988 hasta la actualidad es miembro de la Sala de lo Penal.

Fue famosa la instrucción que realizó de la desaparición de Santiago Corella «el Nani», que mereció elogios del Supremo y modificó hábitos policiales futuros en las actuaciones para la resolución de casos similares.

Poseedor de un buen nivel de francés, fue uno de los fundadores de la Asociación de Jueces «Francisco de Vitoria», de sentido centrista. Cuentan quienes lo conocen que fue educado siguiendo la filosofía de los Jesuitas. Está impregnado de la «espiritualidad ignaciana». De ahí el nombre del menor de sus tres hijos. La mayor, Teresa, es una reconocida fiscal de Madrid.

De sus escrúpulos profesionales da cuenta un azaroso pasaje de su vida. Separado de la madre de sus hijos, la vida profesional le colocó en la tesitura de tener que decidir si cabía indultar a Gómez de Liaño, que se había convertido en nueva pareja de su anterior esposa, y que había sido acusado de prevaricación en el caso Sogecable. Arrieta decidió abstenerse en la votación. Finalmente el indulto salió adelante.

Martínez Arrieta formaba parte del tribunal que inhabilitó por once años al juez Baltasar Garzón por autorizar la intervención de las comunicaciones que mantuvieron en prisión los cabecillas de la trama Gürtel con sus abogados. Su nombre estaba en la lista de posibles integrantes de la sala para la celebración de la causa abierta contra Rita Barberá, alcaldesa de Valencia. También aspiró -sin éxito- a presidir la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo.

Llevaba su firma igualmente la sentencia en la que se confirmó la inhabilitación por 17 años al juez Elpidio Silva. La papeleta de hoy no es sencilla tampoco...

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