Diario de León

en forma para procesionar

Un gimnasio que prepara para la puja, deporte de riesgo

El profesional Arturo García recomienda a braceros y braceras entrenar, calentar y estirar para evitar lesiones al cargar los pasos.

Arturo García indica a un joven como pujar protegiendo la espalda y la musculatura.

Arturo García indica a un joven como pujar protegiendo la espalda y la musculatura.

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León

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p. infiesta | león

¿Se imagina cargar a un niño de 7 años sobre el hombro durante toda una tarde? Si le pidieran hacerlo, seguramente rehusaría con amabilidad, pero la pasión semanasantera mueve montañas y los 20.000 cofrades que participan en las 26 procesiones leonesas arrimarán su hombro gustosos para pujar al Nazareno, La Dolorosa, La Sagrada Cena... Más de 15 kilos que ‘atentan’ contra la espalda y que pueden generar lesiones.

Consciente de que se van a realizar esos esfuerzos, el gerente del gimnasio En Forma, Arturo García, ofrece una serie de ejercicios preparatorios «para esta actividad tan exigente», indica. Por su experiencia, tan solo dos de cada diez braceros y braceras se preparan físicamente durante todo el año para ese esfuerzo, lo que convierte la puja en un «deporte de riesgo para todos aquellos que presentan un estado de salud y de forma física no acorde con la carga que van a realizar».

El trabajo bajo las andas se efectúa, además, con un agravante: la mala distribución del peso, que recae sobre una parte del cuerpo. Para evitar patologías lumbares y cervicodorsales, problemas de menisco y esguinces de tobillo, propone «estirar convenientemente las fascias, las articulaciones y músculos directamente implicados en el trabajo de puja, como lumbares, isquiotibiales, cuádriceps, abdominales y lumbares antes y después de la procesión, así como un estiramiento periódico de la zona lumbar, la más afectada por la puja, durante el transcurso del trabajo penitencial».

El experto también sugiere llevar los pasos con el tronco erguido y la espalda recta «para no entrar en umbrales de riesgo lesivos y sacarle todo el partido a nuestra potencia muscular». La mejor postura se logra contrayendo la musculatura abdominal y lumbar, al flexionar las rodillas y al no ladear la cadera cuando los rigores de la puja hagan que la altura de las andas decaiga. «No hay que olvidar tampoco la importancia del raseo con el que conseguimos un apoyo plantar total y una mejora sostenible de nuestra estabilidad y de la del conjunto del paso», matiza.

Unos 90 minutos antes de la procesión es conveniente, a su juicio, una ingesta de alimentos rica en hidratos de carbono (pasta, arroz, patatas...), porque consigue «un reparto mantenido del gasto energético durante todo el recorrido penitencial, preservando, de esta forma, nuestras fuerzas hasta el reparto de flores». El otro pilar saludable es la hidratación, «de importancia extrema cuando se realiza un esfuerzo de tal intensidad y bajo unas condiciones tan adversas», explica. El exceso de ropaje (túnica, corbata y capillo) incrementa la temperatura corporal y dificulta el patrón respiratorio. Por eso recomienda beber líquidos de forma continuada durante la procesión.

Lo ideal es que los ejercicios de calentamiento y equilibrio comiencen 30 días antes de la salida procesional para llegar al día cumbre con la musculatura a punto. En su gimnasio ofrecen una tabla de ejercicios específica que, al menos, en esta última semana, ayudará. Para los miembros inferiores se pueden practicar extensiones de rodilla con peso moderado sentados en el banco de cuádriceps. Llevando el talón del miembro estirado al glúteo con la mano del mismo lado, después. Para trabajar los glúteos, la forma es tumbarse con las plantas de los pies apoyadas y elevar caderas despegándolas del suelo. Se estiran tumbados, llevando una rodilla al pecho al menos 20 segundos.

A nivel cervical, se puede cabecear, acercando la oreja al hombro y girando el cuello de izquierda a derecha. Para pujar, los braceros deben colocar el hombro cercano al varal pegado al cuello, con los brazos hacia abajo. No comprimir la articulación del hombro, y alinear la cabeza y el cuello con la columna. A la hora de subir el paso, mejor contraer el abdomen para mantener recta la columna lumbar.

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