cambio de rumbo
La plaza cerrada apuesta por abrirse
La estrategia marca que el horario debe ir de 10.00 a 20.00 horas y centrarse en los leoneses.
Los cambios que se plantean para la plaza cerrada, como se conoce de manera popular, no son sólo estéticos. El plan redactado por la asesoría externa, cuya factura asume el Ayuntamiento de León, define que la estrategia comercial deberá empezar por la modificación de los horarios. La instalación estará abierta desde las 10.00 hasta las 20.00 horas, según el documento de trabajo, en el que se cita la necesidad de ampliar la apertura para enganchar más clientela, sobre todo en los fines de semana en los que se concentran cerca del 70% de las ventas totales en este tipo de mercados. La meta, como defienden los promotores, es que la mayoría de las ventas se apunten con cargo a los leoneses, gracias a la captación de los jóvenes que ahora apenas suponen el 7%, como se reflejó en el estudio elaborado en 2013 por el Ildefe, y que los resultados de los turistas sean complementarios.
La organización dependerá de la cooperativa o sociedad que pacten los vendedores. El Ayuntamiento se desvinculará por completo de la gestión, así como del pago de las facturas de mantenimiento, limpieza y seguridad que asume ahora. El margen hará que los vendedores sean quienes se regulen, de acuerdo a los estatutos que elaboren para el desarrollo de su actividad durante el plazo de la adjudicación de la gestión del mercado, que se estima que no será inferior a los 20 años. Para lograrla deberán ganar el concurso que abra el consistorio, al que podrían concurrir operadores privados, aunque deberían asumir la carga de los titulares de los puestos actuales.
La decisión clave queda ahora en manos de los comerciantes, a los que se ha consultado para la obtención de los datos y resoluciones que se reflejan en el plan. Con el documento encima de la mesa después de Navidad tendrá que decantarse y aclarar la división que existe entre los más jóvenes, quienes optan por asumir el reto que se les plantea, y los veteranos, quienes mantienen sus recelos sobre la inversión y ven difícil poder amortizarla en el horizonte laboral que les queda.