Diario de León

Situaciones más graves de consumo intensivo

La pandemia hace estragos con el alcohol

La Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de León (Arle) subraya en el Día Sin Alcohol los estragos que la pandemia ha provocado en el incremento de la adicción a esta droga legal. «Se han detectado situaciones más graves de consumo intensivo», apuntan.

El presidente de Arle, Aurelio Gil, junto a Victoria Álvarez, trabajadora social de la asociación y Estefanía Santos García, en una foto de archivo.  RAMIRO

El presidente de Arle, Aurelio Gil, junto a Victoria Álvarez, trabajadora social de la asociación y Estefanía Santos García, en una foto de archivo. RAMIRO

León

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Un total de 221 personas enfermas por alcoholismo y 106 familiares han acudido este año al programa de rehabilitación de Arle en León. Hasta 72 casos, un 32% del total, corresponden a personas que han llegado por primera vez en busca de ayuda para dejar el alcohol.

«La gente pide soluciones rápidas y cuando les decimos que no hay atajos, se produce una cierta frustración, comenta Marta Prieto Arce, trabajadora social de la entidad. La pandemia ha agudizado las adicciones y se han detectado «situaciones más graves de consumo intensivo» más allá de la etapa de tres meses largos de confinamiento.

Otra característica que observan en las personas que llegan en busca de ayuda es que el alcolismo concurre cada vez con más frecuencia con problemas de salud mental, provocando una patología dual de adicción y trastorno mental.

También es frecuente que las personas que llegan a la rehabilitación tengan adicciones añadidas al alcohol. La adicción de entrada es el alcohol, pero una gran mayoría consumen otras sustancias: cannabis, cocaína y tranquilizantes en el caso del alcoholismo femenino.

Más mujeres

Antes las mujeres eran una de cada diez personas alcohólicas y ahora se igualan a casi la mitad

El perfil de los pacientes en tratamiento es muy amplio en edad, desde adolescentes hasta personas muy mayores, con predominio del tramo de edad de entre 35 y 50 años. Por sexos son los hombres la mayoría de las personas en terapia, con un incremento sostenido de las mujeres que precisan apoyo para dejar el alcohol. Actualmente hay 14 mujeres en el programa de rehabilitación.

Las personas que llegan a Arle proceden de entornos estructurados, «aunque sea en malas condiciones y dañados por el alcohol», indica la trabajadora social lo que indica que el alcoholismo «está bastante normalizado» en la sociedad, añade.

Sin embargo, el discurso de los expertos es cada vez más crítico con esta normalización. «Hasta ahora se aconsejaba, de consumir, el consumo de alcohol moderado, pero ya se empieza a alertar con la idea de que cualquier consumo tiene riesgo». Incluso el consumo de alcohol moderado «está detrás de numerosos tipos de cáncer aunque no llegue a generar un problema de adicción», apunta Marta Prieto Arce.

Arle cree que es urgente «destruir el mito de que el consumo de alcohol moderado es positivo» por los daños colaterales que produce. Los estragos del alcohol, que se palpan de forma más aguda en este tiempo de pandemia, y la idea que cualquier consumo tiene riesgo «va camino de convertir al alcohol en algo parecido a lo que ocurrió con el tabaco», comentan.

Según la encuesta de Salud del INE (Instituto Nacional de Estadística) en España hay más de 5,7 millones de personas que son consumidores diarios de alcohol. Las estadísticas de mortalidad solo mencionan al alcohol como causa directa de la muerte en el caso de personas que fallecen con trastornos mentales asociados al alcohol. En la provincia se registraron siete muertes por esta causa el año pasado, seis de hombres y una mujer.

Se estima que la cifra de muertes que causa el alcohol cada año en la provincia superan las 300 y podrían ser más si se incluyen la totalidad de las enfermedades que están asociadas de forma directa al alcohol. Por cirrosis hepática fallecieron el año pasado medio centenar de personas en León.

El programa de rehabilitación dura tres años por término medio. Aunque cada persona tiene su propio proceso, se trata de una terapia de larga duración. «No hay atajos», subrayan las trabajadoras sociales Marta Prieto Arce y Victoria Álvarez.

Consta de tres fases. La puerta de entrada es una entrevista que realizan las trabajadoras sociales para la derivación al programa terapéutico. Se comienza con un periodo de acogida para pasar después a la integración y finalmente a la personalidad.

Arle ofrece sesiones semanales de 1,5 horas de duración y un seguimiento individualizado. Durante la pandemia se han tenido que adaptar a las restricciones con diversas fórmulas y espacios, teniendo que dejar de lado las actividades de carácter social,

La asociación se encuentra en fase de adaptación de sus espacios a la nueva normalidad. En este tiempo ha recibido el apoyo del Ayuntamiento de León y se hicieron terapias en el centro social de Mariano Andrés de la calle Frontón hasta que se reanudaron las actividades de los Ceas.

Actualmente utilizan los locales prestados por la Asociación de Vecinos del Barrio de La Inmaculada. Las sesiones con familias y enfermos se realizan por la tarde. «No hemos parado durante la pandemia, siempre se ha ofertado el recurso».

En 2020 el número personas atendidas fue de 212 enfermos y 122 familiares. La afluencia ya aumentó respecto a 2019 un 15% con una mayor presencia de personas jóvenes.

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