Diario de León

Discurso institucional de León: 'La Constitución y la defensa del interés social'

La fiscal del Tribunal Supremo Lourdes Rodríguez Rey. J. CASARES

La fiscal del Tribunal Supremo Lourdes Rodríguez Rey. J. CASARES

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María Lourdes Rodríguez Rey | fiscal del Supremo
León

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Discurso íntegro del acto institucional celebrado hoy en León capital, pronunciado por María Lourdes Rodríguez Rey,

fiscal del Tribunal Supremo :

"Estar aquí, hoy, es un gran honor y tiene un significado muy especial. Mi

satisfacción es doble, en el plano personal y en el plano institucional.

Personalmente son muchos los vínculos que me unen a esta ciudad y

provincia. Nací en León, estudie en León. En León formé mi familia: mis hijos y

mi marido son leoneses y durante unos cuantos años, desarrollé mi vida

profesional en León.

Institucionalmente me honra profundamente participar en este acto lleno de

simbolismo.

Celebramos, hoy, el cuadragésimo tercer aniversario del pacto de convivencia

más importante de la reciente historia de España.

Un pacto inclusivo, paradigma de éxito político y de altura de miras de la

sociedad de aquel momento.

La aprobación y ratificación de la Constitución de 1978 supuso el inicio de un

nuevo periodo en nuestro devenir colectivo.

La justicia y el ministerio fiscal

Como Fiscal que soy, y por el respeto que todos ustedes y la sociedad leonesa

me inspiran, mi intervención se va a referir a aquello que, y lo digo

modestamente, creo que mejor conozco y a lo que he dedicado mi vida

profesional: LA JUSTICIA.

Con mi exposición pretendo compartir unas reflexiones sobre el especial

momento que en nuestro país está viviendo la JUSTICIA y también, cómo no,

una de sus piezas claves, EL MINISTERIO FISCAL.

Pero lo quiero hacer poniendo la vista en quienes la solicitan: los ciudadanos y

las ciudadanas.

La Constitución ha elevado a la categoría de fundamentales aquellos derechos

basados en la dignidad de la persona y en el respeto a los derechos de los

demás.

El instrumento más poderoso que la Constitución ha puesto al servicio de los

ciudadanos y de las ciudadanas para reconocimiento de sus derechos e

intereses es, precisamente, LA JUSTICIA, o tal vez con una expresión más

humilde, LA ADMINISTRACIÓN DE LOS TRIBUNALES.

No, no es tarea fácil conocer la JUSTICIA.

San Isidoro, que es patrón de nuestra Universidad, decía que la justicia,

aplicando un criterio correcto, permite que se distribuya a cada cual lo suyo.

A lo que se podía añadir en clave constitucional sí, dar a cada uno lo suyo,

respetando la dignidad humana en la búsqueda del bien común.

León

León ha sido encrucijada de culturas y cuna de reyes y del parlamentarismo, y

por ello, ha tenido mucho que ver con la historia de Europa.

Su privilegiada situación en el Camino de Santiago ha mantenido a la capital en

permanente contacto con diversos focos de cultura europea, a través de las

estancias en la ciudad de sabios y estudiosos de todos los rincones de Europa.

Tal vez por ello ofrezca en el pórtico de su bellísima catedral una imagen

visionaria de la JUSTICIA que les invito a contemplar de nuevo y en cuanto

tengan ocasión: En el LOCUS APPELATIONIS, donde los reyes leoneses

administraban justicia, se puede contemplar el sobrecogedor altorrelieve gótico

que muestra:

“Una imagen pequeña, casi mirando hacia el suelo, sin venda y con los ojos

muy abiertos, una justicia triste en la que la libra esta en el fiel, pero una

poderosa espada de grandes proporciones se alza incluso por encima de la

cabeza de la diosa.

La Justicia y los cambios de la sociedad

La JUSTICIA, en el siglo XXI sigue siendo la eterna asignatura pendiente como

lo son también las relaciones de los ciudadanos con los tribunales y con la

política. La justicia es una cuestión de Estado.

Es indiscutible la necesidad de obtener una respuesta de la Justicia, no solo

rápida, sino que responda a lo que la sociedad espera. Esta clamorosa

demanda nos debe llevar a preguntarnos, como ciudadanos, si la Justicia

actual está sirviéndonos, y a los servidores públicos si realmente servimos.

Los conceptos y valores más esenciales y tradicionales se han visto claramente

desbordados por las nuevas formas propias de un mundo globalizado y

dominado por las nuevas tecnologías.

La Pandemia global con su horror y sufrimiento nos ha enseñado importantes

lecciones de fragilidad, “nadie está a salvo”. Nos hemos tenido que refugiar en

nuestros hogares, único lugar en donde nos hemos sentido seguros y en donde

hemos convivido con los nuestros como nunca.

Hemos tenido que cambiar costumbres y rutinas y poner fin al frenesí de

muchas cosas: a esos alocados viajes, en ocasiones y tal vez, a ninguna parte;

a una hiperactividad, a veces desmedida, que quizás poco asimilábamos y no

mucho nos aportaba.

Como también hemos tenido que renunciar a los abrazos de los seres

queridos. Y a muchos ratos agradables con los amigos, cuyos lazos también se

han visto tocados, porque como se dice en esta, nuestra tierra “el roce hace el

cariño”.

La Pandemia, a la vez, ha dejado al desnudo la cruda realidad de la

desigualdad entre los países con recursos económicos y sanitarios y aquellos,

otros muchos, que no los tienen en algo tan esencial como lo es el tratamiento

que podíamos y que podemos recibir para la supervivencia.

Al igual que de repente cambió la percepción sobre quienes eran y son

trabajadores esenciales y quienes no, pasando a primer plano profesiones en

las que antes poco habíamos reparado.

Las fronteras se hicieron permeables en la expansión del mal, al

tiempo que nos sentimos conectados y ciudadanos del mundo.

Porque como dice Gloria Steinem, Premio Princesa de Asturias de

Comunicación y Humanidades 2021

“No existen los inmigrantes, todos somos pasajeros en esta nave espacial

terrestre, con la esperanza de salvar nuestros futuros y nuestros bosques, que

son nuestro futuro”.

Porque, también, la pandemia nos ha dado enormes lecciones de altruismo en

las personas y en la Ciencia

Derechos de nueva generación

La sociedad entera ha cambiado y tras la pandemia global, aun más y, con ella, el

propio concepto de los derechos que hoy el ciudadano considera imprescindibles,

como lo son los llamados “derechos de tercera y cuarta generación”.

Y en este sentido, cabe preguntarnos si uno de estos derechos no lo es el

derecho a una justicia ÚTIL, capaz de cambiar la realidad.

Pero para ello, para logar esa Justicia UTIL, necesitamos cambios.

No podemos dar respuestas a fenómenos del siglo XXI con recetas del siglo

XIX.

En la justicia son necesarias reformas estructurales, pero también cambiar

nuestra mentalidad para encontrar entre todos formas distintas de resolver las

demandas de los ciudadanos.

Es preciso que observemos atentamente la realidad social y que aseguremos

la confianza de los ciudadanos en las instituciones.

Y así, la politización de la Justicia y la judicialización de la política son factores de

deslegitimación de primer orden, que es preciso atajar y desterrar. No es posible

pretender que la Justicia sea eficaz, si no es creíble, y no puede serlo si, dejando

de lado el más mínimo rigor jurídico, lo que se pretende obtener a través de sus

actuaciones es sencillamente un eco mediático que permita ganar fuera de lugar y

tiempo lo que no se gana en las urnas o lo que debería ser objeto de contienda en

las mismas.

Del mismo modo que no es posible dotar de credibilidad a unas instituciones

sometidas a permanente sospecha de parcialidad política.

El fiscal en la Constitución de 1978

Y en este anhelo de cambio para lograr una justicia útil y eficaz que garantice

los derechos que nuestra Constitución consagra, una pieza clave es el

Ministerio Fiscal.

La figura del Fiscal está presente tanto en la literatura española como en la

universal. Es un tema recurrente que ha contribuido a forjar imágenes y

opiniones.

Cómo no recordar aquí a Kafka y su estremecedor libro El proceso, a

Dostoievski y Los hermanos Karamazov, a Albert Camus con El extranjero, al

malvado Gérard de Villefort en El Conde de Montecristo o a Victor Hugo que

describía en 1832 de manera escalofriante la figura del Fiscal en El último día

de un condenado, como a un hombre pagado para enviar a otros a la guillotina.

Son imágenes que están totalmente alejadas de la figura del Fiscal actual.

En nuestro pasado más reciente, el Ministerio Fiscal, se configuró como

“órgano de representación del Gobierno ante los Tribunales”, o, lo que es peor,

como “órgano de comunicación” entre el Ejecutivo y la Justicia.

La Constitución rompe con esa trayectoria de proximidad al poder ejecutivo y lo

encuadra dentro del poder judicial como el órgano encargado de la defensa de

la legalidad y de los derechos de los ciudadanos y del interés público y social.

El fiscal sigue siendo una institución apasionante, centro de la polémica

política y mediática.

Los esfuerzos de los fiscales por la desvinculación del poder ejecutivo han sido

una constante en nuestra historia democrática.

Principio de legalidad 

La Constitución de 1978 ha dado lugar a un Fiscal con un perfil mucho más

amplio en consonancia con lo que la Carta de Roma entiende que debe ser un

Fiscal en un estado de derecho y en una sociedad democrática.

PERSECUCION DE LOS DELITOS Y PROTECCIÓN DE LAS VICTIMAS

La persecución de los delitos sigue siendo la función genuina del Fiscal como

también lo es la protección de las víctimas.

La protección de las víctimas de todos los delitos y en especial, las de violencia

de género: las mujeres y sus hijos e hijas. Aquellas mujeres e hijos que viven

un microcosmos regido por el miedo y la dominación en palabras de una

reciente sentencia del TS. La Violencia de género y doméstica, pues,

constituyen el mayor atentado a la paz familiar.

Así como también es prioritaria la protección de las mujeres y de los menores,

víctimas de la trata de seres humanos y de la prostitución. La nueva esclavitud

del siglo XXI, que mueve ingentes cantidades de dinero y es más lucrativa que

el tráfico de drogas.

Sin olvidar a las todas víctimas de los atentados contra la libertad sexual.

Interés social 

La Constitución, también le ha encomendado al Fiscal la defensa del interés

social.

Por ello y para el desempeño de esta tarea el Fiscal está presente en ámbitos

tan novedosos como:

  • -El de los consumidores y usuarios. Consumidores y usuarios que se ven
  • enfrentados a poderosas empresas en una posición absolutamente asimétrica,
  • con prácticas abusivas que vulneran sus legítimos derechos, y que son lesivas,
  • también, para el interés general.
  • -En la protección de la familia y de la infancia.
  • -En la defensa de los derechos de los trabajadores, cuyos accidentes laborales
  • más graves siguen sin contenerse, incluso en la pandemia. 
  • -En el cuidado de la tolerancia y de la diversidad, que constituyen la base de
  • una convivencia pacífica y democrática. Valores y principios que son
  • maltratados en los delitos de odio. Delitos de odio en los que están en juego
  • derechos tan fundamentales como la dignidad y la igualdad.
  • -Como también estamos presentes y día a día nos esforzamos en hacer
  • realidad, en todos y cada uno de los rincones de nuestra sociedad, los
  • principios de la Convención de Nueva York sobre los derechos de las personas
  • con discapacidad o diversidad funcional. Principios que, por fin han cristalizado,
  • en las recientes reformas legislativas que han establecido un nuevo sistema de
  • protección basado en el respeto a la voluntad y las preferencias de la
  • persona con discapacidad.

Hoy se celebra el día internacional de la Discapacidad. Desde aquí un recuerdo

de cariño y aliento para ellos y ellas y para quienes les acompañan.

Medio Ambiente

No podía faltar. Los ataques al medio ambiente son foco de nuestra atención.

Art. 45 Constitución configura el medioambiente como derecho deber de todos

Medio ambiente tan importante en una provincia como la nuestra que tanto

patrimonio natural atesora.

Medio ambiente y desarrollo sostenible como prioridad de Naciones Unidas y

de la Agenda 20-30 y en cuya protección nos tenemos que esforzar.

Medio ambiente y justicia climática como reivindicación de los pueblos que hay

que apoyar.

Nuevos retos constitucionales

La pandemia NOS ha planteado a todos enormes retos constitucionales.

Retos que vamos abordando desde nuestras respectivas posiciones y a los que

aportamos nuestra visión en la ponderación de los derechos fundamentales en

juego como ha ocurrido:

En la confrontación entre los derechos a la salud pública y los derechos a la

libertad de movimiento, de reunión y de manifestación en el trágico periodo del

confinamiento y de la vigencia de los Estados de Alarma.

O en el conflicto latente entre el derecho fundamental a la libertad e integridad

física propia y la integridad física y salud de los demás y que se plantea en

temas tan actuales como la obligatoriedad de las vacunas.

O en el desafío de la era digital en nuestra privacidad.

“La economía de los datos” y “la sociedad de la vigilancia” a la que aluden los

pensadores, nos han pillado desprevenidos.

A raíz de la pandemia el universo digital se ha extendido y la privacidad se ha

visto enfrentada a nuevas amenazas.

La privacidad consiste en no compartir con otros ciertas cuestiones íntimas:

nuestros pensamientos, nuestras experiencias, nuestras conversaciones,

nuestros planes.

Los seres humanos necesitamos privacidad. Como dice CARISSA VÉLIZ “si

damos nuestros datos a las empresas privadas, mandaran los ricos, Si se las

damos a los gobiernos, terminaremos sufriendo alguna forma de autoritarismo.

Solo si las personas conservan sus datos la sociedad será libre. La privacidad

importa porque da poder a la ciudadanía”.

Tenemos, pues por delante la gran tarea de configurar el contenido y límites de

los derechos fundamentales en la era digital.

Percepción del latido de la sociedad 

Finalizo, retomando el hilo de la misión que la Constitución ha atribuido a la

institución a la que pertenezco.

Si la Constitución ha configurado al Fiscal como el intérprete cotidiano del

interés social, entonces, es preciso que perciba debidamente el latido que

transmite la ciudadanía ante cada conflicto.

Porque si lo que perciben nuestros conciudadanos al acercarse es que nuestra

respuesta resulta técnicamente correcta y profesionalmente solvente, pero no

está en la misma “onda” en la que se mueven sus pretensiones, es que algo

falla en el fondo. Seguramente resulta que nuestra percepción del interés social

debe ser revisada.

El Fiscal al igual que el resto de las instituciones y órganos constitucionales

debe de estar inmerso de lleno en la sociedad.

Hay que pasar de la mera posición de espectador a la de agente capaz de

proponer y ejecutar soluciones.

El órgano especialmente diseñado por la Constitución para la defensa de la

legalidad no puede quedarse a solas dialogando con la Ley.

De hecho, disponemos de un observatorio privilegiado de la realidad social.

Estamos presentes ante todos y cada uno de los órganos jurisdiccionales

repartidos por todo el territorio de este, nuestro, país.

Esta posición, nos permite componer una visión global y al mismo tiempo

extremadamente detallada de los problemas que la sociedad presenta a diario

ante los órganos encargados de resolverlos.

La misión de defensa de los derechos de los ciudadanos y del interés social

que la Constitución atribuye al Fiscal unido a los principios de legalidad,

imparcialidad y unidad de actuación que rigen la institución le dota de una

misión estabilizadora, vertebradora del Estado y garante del Estado de

Derecho.

Muchas gracias por su atención

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