Diario de León

Vómitos y dolores en el pecho por el cloro en el Hispánico

El club natación critica que no se cambiara el sistema de depuración tras invertir 410.000 €

León

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Después de que dos nadadores, uno de categoría alevín y otro absoluta, tuvieran que salir del agua para vomitar en los dos últimos días, el Ayuntamiento se plantea una salida para los nadadores de los clubes que ocupan el Hispánico. De momento, ayer entraron en el vaso que todavía continúa con el sistema de depuración mediante cloro, pese a que se invirtieron 450.000 euros en la reforma estrenada hace apenas medio año, pero se les trasladará a la otra, en la zona donde estaba el antiguo globo que se usaba en verano, si persiste.

Los niveles están dentro de lo correcto, según le trasladaron los responsables de instalaciones deportivas del Ayuntamiento de León a la presidenta del club, Marga Crespo. Pero, aunque «parece algo puntual, para lo que no se encuentra razón, algo pasa», como incide la responsable del colectivo que suma 180 nadadores y que, cada tarde, junto al Máster, ocupan las instalaciones municipales.

El problema, que hizo que ayer varios padres decidieran no enviar a sus hijos, que llevan semanas con quejas, problemas de ojos, tos y hasta dolores en pecho no se da en las otras piscinas, tanto en el vaso del antiguo globo del Hispánico como en La Palomera y Salvio Barrioluengo del Ejido, donde se ha pasado ya hace años al sistema de sal. Pero con el cloro, que se ha mantenido en esta instalación de los años 70 en la que se hizo reforma integral sin tocar la depuración, la acumulación de más nadadores provoca que aumenten las concentraciones de cloraminas.

Pese a esta tos y vómitos en dos nadadores, uno de corta edad pero otro más adulto, los responsables municipales insisten en que no se ha sobrepasado el tope del 3,2 de cloro que marca la normativa, ni tampoco se ha supera las 1.000 partes por millón de partículas de CO2, aunque en este último parámetro superaran el miércoles por la tarde las 900.

La presidenta del club inste en que se debe de buscar soluciones y admite que, en otras ocasiones, para rebajar la concentración de cloraminas se abren las puertas interiores para que se disipen. Aunque la mejor medida, recalca, pasa por la adaptación al mismo sistema que el resto de piscinas municipales cubiertas. El cambio, incide, debería haberse hecho con la última reforma, que se estrenó en abril del pasado año, en la que se invirtieron los 410.000 euros para modernizar la instalación original de 1970. Aunque pese al abultado presupuesto el vaso ha tenido que cerrarse ya dos veces en este tiempo, la última en octubre por unas fugas de agua.

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