ILUSIÓN Y ESPERANZA
La edad es lo de menos para cambiar el mundo
Un grupo de 18 alumnas del Colegio Jesuitas de León ha respondido a la llamada de la Red Solidaria de Jóvenes de Entreculturas para iniciar acciones de voluntariado en su centro

Las 18 jóvenes que este curso se han sumado a la red de Entreculturas en su colegio.
Son tan jóvenes que no pueden ser voluntarias en toda regla, pero gracias a la Red Solidaria de Jóvenes de la Fundación Entreculturas ya han comenzado a sembrar el mundo de sus buenas intenciones. Empujar el cambio. Son 18 alumnas de tercero de la ESO del Colegio Jesuitas de León que han decidido renunciar a parte de su tiempo para aportar a la sociedad y al mundo en general su entusiasmo, sus ideas y sus proyectos para que, poco a poco, todos vivamos mejor.
Teila Iglesias, Noa Sierra, Inés Baza, Miriam Lozano, Carla Cembranos, Helena Pérez, Daniela Fernández, Alicia García, Nerea Martínez, Leyre Díez, Gadia Martínez, Natalia Carnicero y Alejandra Bonifaz son las alumnas que este año han respondido de forma entusiasta a la llamada hecha por la Red Solidaria de Jóvenes que lanza cada año Entreculturas, la oenegé de la Compañía de Jesús, en sus centros educativos. De esta forma, los alumnos se implican activamente en su entorno para provocar el cambio, desde dentro.
«Es importante ayudar a los demás, saber que puedes aportar algo a alguien, aunque a ti te quite un poco de tiempo», explican estas jóvenes alumnas que ‘guiadas’ por las docentes Sonia Martínez y Ana Pérez, han decidido centrar este año su proyecto en La luz de las niñas, «para concienciar a la gente de la discriminación, el maltrato o los matrimonios forzosos a los que obligan a las niñas en otros países. Siempre que hay discriminación, las niñas está en peor situación», sentencian. Por este motivo, han ido organizando actividades para que todos los alumnos de su colegio tomen conciencia de ello, de que «en otros países las niñas no pueden ir al colegio, no pueden enseñar el pelo, las obligan a casarse siendo aún muy pequeñas..., pero tampoco hace falta irse lejos, aquí también se juzga más a la mujer».
Exposiciones, charlas o testimonios de mujeres referentes son algunas de las iniciativas que han llevado a cabo en su colegio. Su objetivo, conseguir que más niños se apunten a la red, «porque aunque somos pocas, si cada una ponemos nuestro grano de arena, este crece y se produce el cambio». «Hay que tener esperanza, pensar que si nosotros, los jóvenes, no trabajamos para un mundo más justo... qué nos va a quedar cuando seamos mayores. Si lo hacemos, al final lo conseguiremos», añaden.
Más fuerza
Estas 18 jóvenes han recuperado la red en su colegio, que había estado unos años dormida, por eso animan a otros centros a que pongan esta iniciativa también en marcha, para entre todos «tener más fuerza». También reivindican a los políticos que den «más voz a los jóvenes, porque a veces nos subestiman sólo por tener poca edad, pero nosotros seremos los que vivamos en el mundo del mañana. Se habla de muchos temas que realmente no interesan a la gente y es importante que los jóvenes nos unamos para demostrar que lo que queremos es importante».
A las 18 alumnas voluntarias, que han formado un gran grupo al unirse diferentes pandillas de clase, les interesan los temas sociales, que se respete la diferencia, «cada uno tiene sus gustos, no tiene por qué ser todo igual, las diferencias son buenas, tenemos que aprender de ello». Su maestra Sonia Martínez les remarca que ellas «son el altavoz de los que están silenciados, porque explican con sus palabras los problemas y eso llega mucho más al resto de sus compañeros».
Parece que sus acciones son pequeñas, pero su impacto es muy grande. Y cuando cumplan los 18, su voluntariado se trasladará fuera de su colegio, pero habrán dejado su impronta en los más cercanos, desde pequeños, porque la edad es lo de menos para cambiar el mundo. Un cambio para mejor.