Ese día en que León presta a esgalla
Abrumadora participación de los leoneses en la romería de San Froilán, otro soberbio ejercicio de exaltación a la etnogafía local

Los pendones, las panderetas y los perdones volvieron a tomar La Virgen del Camino.
Concilios, fueros y reyes dieron prestigio a León. Y San Froilán, esplendor a la provincia entera. Que hasta del Bierzo llegaron los estandartes, al encuentro de los de la Montaña Central, el Órbigo y los confines del Viejo Reino.
La romería se ha convertido ya en la primera expresión de fervor popular. No es tanto por la componente católica. Ese sembrado lo ara la Semana Santa. Octubre es un canto a la labranza. A los perdones y a los pendones. A los carros, ayer engalanados pero de otra manera. León en esencia pura subió a La Virgen del Camino y bajó del mismo cielo los sones del saxofonista que interpretó al paso del cortejo, contento de ser de aquí, aquello de que ‘Todos somos de León’. Sublime.
De la cabeza de la romería a la cola, dos horas de dulzaina, tamboril, castañuelas, cintos de cuero pujando por el poste de madera con los colores del Reino.
Misa multitudinaria en el Santuario. Pellizco en la nariz al santo, beso al manto. Morcilla y vino. Ahora ya puede llegar el invierno. Benidorm no tiene cecina.